Santa Sofía
Ad Líbitum ·
En esta iglesia el cardenal Humberto excomulgó al patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario en el 1054, dando origen al Gran Cisma entre Oriente y Occidentejavier pereda pereda
Jueves, 30 de julio 2020, 23:44
La decisión reislamizadora del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de convertir la basílica de Santa Sofía en Estambul en mezquita —durante casi un siglo ha ... sido museo—, supone una transgresión a los equilibrios interreligiosos entre civilizaciones. La catedral toma el nombre del griego: 'Santa Sabiduría'; primero fue ortodoxa, luego católica, después mezquita y desde hace unos días museo. El emperador Justiniano mandó construirla en el año 532 a Isidoro de Mileto y a Antemio de Tralles. En el reinado de Constancio II, en el 360, se levantó por vez primera esta catedral ortodoxa bizantina de rito oriental, pero fue destruida y quemada; la misma suerte corrió su segunda edificación por Teodosio II, en el año 415.
En esta iglesia el cardenal Humberto excomulgó al patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario en el 1054, dando origen al Gran Cisma entre Oriente y Occidente. En el periodo 1204 a 1261 los cruzados reconvirtieron esta catedral en católica de rito latino. En 1453 el imperio otomano turco conquistaría Constantinopla, bajo las órdenes del sultán Mehmed, quien dispuso transformar el templo en mezquita. Mustafá Kemal Atartürk fundó en 1931 la laica patria turca, y cambió el uso del templo en museo secular. La basílica de 'Hagia Sophia' está construida sobre una planta rectangular de 77 metros, con una majestuosa cúpula central —que cambió la historia de la arquitectura espacial— de 56 metros de altura y 31 de diámetro, que reposa sobre cuatro pechinas. Cuando el emperador romano en Oriente la vio terminada exclamó: «Salomón, te he vencido». Está adornada con columnas helénicas, el iconostasio de plata y uno de los más bellos y famosos mosaicos del arte bizantino: Cristo Pantocrátor y la Virgen María y el Niño Jesús, situado en el ábside. La arquitectura islámica la enriqueció con el mihrab, el minbar o los cuatro minaretes de 55 metros. Sirvió como inspiración para la construcción de la espectacular Mezquita Azul.
Los antecedentes históricos de la catedral situada en la ribera occidental del Bósforo, entre Europa y Asia, cuyos muros contienen más de 1.500 años de arte, guerras entre imperios y disputas religiosas, son necesarios para entender la medida avalada por el Consejo de Estado de Ankara. El presidente sunní Erdogan es un representante del 'neo-otomanismo' que pretende un mayor peso geopolítico en Oriente Medio, aunque sus decisiones vayan contra la historia milenaria. En 1997 se descolgaba con unas proclamas yihadistas: «Los fieles son nuestros soldados; las mezquitas, nuestros cuarteles; sus cúpulas, nuestros cascos; y los minaretes, las bayonetas del cielo». Más preocupante es la fetua sobre la islamización de Santa Sofía: «Es el primer paso de un renacimiento islámico que debe abarcar desde Bujara, en Uzbekistán, a Al Andalus, en España»; en referencia a la Catedral-Mezquita de Córdoba. El monumento más emblemático del arte omeya hispanomusulmán presenta con respecto a la actual mezquita suní diferencias esenciales. La vicepresidenta egabrense del Gobierno —el enemigo en casa— pone en duda la titularidad de la Mezquita Catedral, pese a la gestión de la Iglesia Católica desde la conquista por Fernando III el Santo en 1236. Acabamos de comprobar en qué quedó la buenista 'Alianza de Civilizaciones' de Rodríguez Zapatero en la Asamblea de la ONU, en 2004, entre Occidente y el mundo musulmán, que consiguió el patrocinio del dialogante Erdogán.
La UNESCO «lamenta profundamente» que la decisión sobre este templo, patrimonio de la humanidad, se haya tomado «sin debate previo». El líder de la Iglesia ortodoxa rusa califica el hecho como: «Amenaza a toda la civilización cristiana»; «La modificación del actual estado de Santa Sofía, es una violación de los frágiles equilibrios interreligiosos». El patriarca de la Iglesia Apostólica de Armenia en Constantinopla: «Lamenta la oportunidad perdida de compartir siglos de historia entre cristianos y musulmanes». La Iglesia ortodoxa griega con sede en Estambul: «Erdogan utiliza la basílica como un trofeo y un símbolo de conquista». La presidenta griega: «No es un asunto interno de Turquía, sino de la comunidad internacional que debe de expresar su condena directa». El Papa Francisco manifestó «estar muy dolido». La invectiva del islamismo radical, previo un engañoso diálogo, choca frontalmente —'Choque de civilizaciones' de Samuel P. Huntington— con la libertad religiosa, ante lo que Occidente ha de actuar con firmeza y sabiduría.
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