Sánchezen Europa
Editorial ·
El Gobierno socialista y los partidos de la oposición han de priorizar la mejor presencia de España en las instituciones europeasMiércoles, 29 de mayo 2019, 23:23
Las elecciones al Parlamento Europeo, que culminaron el domingo, han dado paso a la reordenación de las instituciones de la Unión. Proceso en el que ... se solapan las intenciones de los distintos gobiernos para obtener cotas óptimas de poder e influencia en el organigrama comunitario, con la pugna entre el Partido Popular Europeo y las aspiraciones socialdemócratas y liberales por hacerse con las riendas de la nueva legislatura. La negociación sobre la nacionalidad de los próximos presidentes de la Comisión, el Consejo, el BCE, el Parlamento y la titularidad sobre Política Exterior se cruzan con la aparición de corrientes parlamentarias que cuestionan la primacía del PP y el tradicional reparto entre conservadores y socialdemócratas. El martes 28 se citaron en Bruselas los primeros ministros de la UE, por una parte, y los grupos parlamentarios de la Eurocámara por la otra, para avanzar en la fijación de los papeles que pudieran contentar al máximo de países y de corrientes políticas. Encuentros sin duda prematuros, toda vez que el escrutinio electoral no ha posado aun en cada circunscripción nacional; y que, a la luz del resultado de las urnas, el puzzle de designaciones es la más compleja de las que ha tenido que resolver hasta la fecha la Unión. Pedro Sánchez acudió a Bruselas en su doble condición de presidente en funciones de España y representante principal de la familia socialdemócrata europea. Nuestro país no solo tiene la oportunidad irrenunciable de situar a nacionales suyos al frente de las instituciones europeas, sino que el Gobierno está obligado a procurarlo, priorizando el interés de España a la adscripción socialdemócrata del partido que lo sostiene. Del mismo modo que los partidos españoles que hoy se encuentran en la oposición –Partido Popular y Ciudadanos principalmente– debieran contribuir a la mejor presencia de nuestro país en la cúpula institucional de la UE. La coincidencia entre PSOE y Ciudadanos para rebajar el peso del PPE en Bruselas y Estrasburgo no puede convertirse en un factor perjudicial para los intereses españoles. Los reajustes en la Unión han de preservar su cohesión frente a las amenazas del populismo disgregador, y ante los retos que plantean el 'brexit' o la guerra comercial EE UU-China. Del mismo modo que el Gobierno y los partidos que representan a una amplísima mayoría de españoles han de corresponsabilizarse en responder al secesionismo catalán también desde Europa.
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