Sánchez forever
El Gobierno aprueba hoy el borrador de los próximos Presupuestos Generales del Estado y lo de menos para Pedro Sánchez no es lo que contienen
El Gobierno aprueba hoy el borrador de los próximos Presupuestos Generales del Estado y lo de menos para Pedro Sánchez no es lo que contienen, ... que ya lo cambiará él si le conviene en el largo trámite parlamentario, sino la garantía de terminar la legislatura en el poder. Primero porque ya casi tiene asegurado el apoyo de toda la coalición Frankeinstein (en calificativo es de Rubalcaba) y lo segundo porque ahora alimenta la esperanza de que el nuevo Pablo Casado permita que el PP se abstenga si se llega al punto en que sea necesario.
Cansado, por lo que se ve, de las estrategias a corto plazo con las que ha ido tirando en los dos últimos años, Sánchez se plantea ahora objetivos para largo tiempo. El estado de alarma para luchar contra el coronavirus lo quiere para seis meses, nada de tener que renovarlo en el Congreso cada quince días como en la primera ola de la pandemia; la probable aprobación de los Presupuestos se nos vende con el titular de que suponen un seguro de vida de dos años para el Gobierno. Lo de menos es lo que contienen, en que quiere gastarse el dinero ante la grave situación sanitaria, económica y social que estamos viviendo. Y que se va a alargar según parece durante varios años más.
Es evidente que las cuentas del Estado para el próximo año que hoy se aprueban van a ser falsas de toda falsedad. Cuentan con unos ingresos de la Unión Europea bastantes de los cuales puede que no se materialicen o no nos lleguen hasta después del año que viene. No importa: el caso es que la continuidad de este Gobierno seguirá en el aire si vuelven a prorrogarse los últimos Presupuestos de Montoro.
Sánchez prefiere practicar el politiqueo a la gobernación. Y puesto que Casado está más indignado con Abascal que con él, va a arrimarse al líder del PP con fines prácticos: para que se abstenga en los Presupuestos, para que las dos formaciones del bipartidismo se repartan los jueces y Europa deje de criticarle por este asunto.
Ello no significa que el presidente esté dispuesto a consensuar con el líder de la oposición los grandes asuntos del país, que podría empezar por la lucha contra la pandemia.
En ese caso habría negociado con Casado los pormenores del estado de alarma o su propuesta duración. Pero no; Sánchez es un experto en exigir la rendición sin condiciones: primero lo hace a su modo y manera, luego sale en la tele reclamando la unidad de todos y, por último, espera la reacción de Casado. Si el líder del PP no le apoya al cien por cien le echará la culpa de lo que está por venir. Si se le suma, dedicará una sonrisa a ese cartel que tiene escondido en algún lugar de la Moncloa, que proclama: «Sánchez forever».
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