El pasado Lunes, día 10, estaba dedicado a la Salud Mental, con el lema 'Hacer de la salud mental y el bienestar para todos una ... prioridad mundial'. Si hablan de prioridad mundial es porque los datos que maneja la Organización Mundial de la Salud, que es quien lo ha establecido, empiezan a ser alarmantes. Verdaderamente lo son, pues ese tipo de enfermedades tienden a desembocar en la muerte, es decir en el suicidio de quienes las padecen. Cada cuarenta segundos alguien acaba con su vida, lo cual significa que cada año se pierden 800.000 vidas en el mundo. A este mal se añaden los efectos colaterales de amigos, familiares, que se ven afectados por una decisión tan radical, que se preguntan qué podrían haber hecho para evitarla. Otro dato terrible es el que nos indica que actualmente el suicidio es la primera causa de la muerte entre las personas de quince a veintinueve años. Hay que tener en cuenta además que por cada caso de suicidio hay veinte intentos fallidos, que señalaban un problema grave de salud mental.
La OMS ha señalado una serie de medidas, que se podrían resumir en detectar los casos y apoyar a quienes están sufriendo tan intensamente que están dispuestos a dejar un mundo del que no encuentran sentido ni cabida. Y llama la atención de los gobiernos para que diseñen respuestas nacionales de prevención del suicidio, lo cual quiere decir que se de importancia a la salud mental en los sistemas de asistencia sanitaria, destinando recursos a este fin.
En Granada, nuestra Escuela Andaluza de Salud Pública lleva tiempo dedicando atención a este problema y nuestras instituciones, como el Ayuntamiento y la Diputación, junto con el teléfono de la esperanza están haciendo campañas para sensibilizar a la sociedad, para que seamos capaces de detectar ese peligro, cuando es todavía posible evitar un desenlace que no tiene retorno.
Ya nos habían advertido que con la pandemia iban a aflorar realidades que estaban como en la trastienda de la vida social. En Granada se registraron 110 muertes en 2020, 23 más que en el año anterior. En 2021 ya se detectó que los suicidios triplicaban a las muertes por accidentes de tráfico.
En todo caso, la atención primaria debería reforzarse en este sentido, con programas concretos de Salud Mental, en todas sus variantes y capacitación para sus profesionales. Sin olvidar la asistencia social a las personas vulnerables. Uno de los datos que afloran en los estudios realizados es la soledad, que causa estragos entre nuestros mayores, pero también entre los jóvenes, sometidos a presiones que no saben resolver y lo peor es que nadie les enseña a manejarse en la vida.
Cabe preguntarse qué nos está pasando y cómo hemos llegado a esta situación de falta total de ganas de vivir en tantos jóvenes. No vale señalar solamente los problemas económicos, sino ir más allá, al interior de las personas. Prevenir el suicidio y salvar vidas está bien, pero hace falta algo, mucho, más. Se trata del alma de las personas y el sentido de sus vidas, nada más y nada menos.
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