Una salida para Venezuela
EDITORIALES ·
La comunidad internacional y Caracas deben encontrar una solución realista a una situación insostenibleEDITORIAL
Domingo, 31 de marzo 2019, 03:28
Una vez más, Venezuela volvía a quedarse sin fluido eléctrico en gran parte de Caracas y en al menos una decena de Estados durante la ... noche del viernes. Las excusas del régimen de Nicolás Maduro, que atribuye los cortes de fluido a los sabotajes, ya no son verosímiles, toda vez que es conocido el estado desastroso de la red de abastecimiento y es público que la mayoría de las turbinas del sistema de generación hidroeléctrica están fuera de uso. La decadencia tecnológica del Estado venezolano se ha hecho patente al constarse que ni siquiera es capaz de extraer el petróleo contratado, hoy por hoy la única fuente de ingresos del país. La impotencia del régimen, que no sólo no logra el abastecimiento de productos de primera necesidad sino que tampoco puede prestar los servicios básicos a sus ciudadanos, lo vuelve peligroso, y a esta situación límite hay que atribuir la descabellada decisión de inhabilitar a Juan Guaidó a través de la Contraloría General, que argumenta que los gastos en que incurre al llevar a cabo su proselitismo no se compadecen con su patrimonio declarado. Parecería que Maduro quiere recurrir a la provocación para que la oposición termine reclamando una intervención exterior, que hay que evitar a toda costa no sólo por razones políticas y morales sino porque incrementaría el sufrimiento de una sociedad ya muy golpeada. La debilidad del régimen, que en pocos días empezará a padecer el bloqueo financiero total de su principal cliente, Estados Unidos, se ha hecho visible al haber accedido a que la Cruz Roja pongan ahora en marcha una operación humanitaria «similar a la de Siria» para surtir de recursos a los centros sanitarios y alimentar a más de 650.000 personas que se hallan en la más completa indigencia, a pesar de que han abandonado el país más de tres millones de ciudadanos exhaustos. Lo grave de la situación es que ha empezado a cronificarse, lo que significa que el drama se enquista. El Grupo Internacional de Contacto creado en Montevideo el mes pasado, que reúne a países americanos y a la UE, tendría que reactivarse, y Caracas debería contribuir a encontrar una salida con mayor realismo. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad dispersaban con gases lacrimógenos algunas de las manifestaciones opositoras convocadas para este sábado.
Crisis del automóvil
La industria automovilista no está en su mejor momento. En España, las ventas acumulan seis meses de caídas y la producción en las trece factorías españolas encadena cuatro de retrocesos, con un saldo negativo interanual del 3,4% solo en febrero. También se han reducido significativamente las exportaciones. La repercusión en el empleo es todavía escasa pero empiezan a notarse algunos síntomas inquietantes. Las caídas de producción y ventas tienen causas complejas. La estricta regulación medioambiental ha generado desconcierto y obliga a incrementar costes que menguan la competitividad. Las dudas que plantea una electrificación que no acaba de arrancar paralizan muchas decisiones de compra. También estamos en un proceso de transformación del entorno urbano en que se reduce la demanda de vehículos en propiedad. En estas circunstancias, el papel del regulador debe ser claro y racional. Sólo así, la industria y los consumidores podrán tomar decisiones atinadas y mantener vivo un sector que es el pilar de nuestra industria y una pieza clave de nuestra economía.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión