Nuestras vidas son los ríos que van al mar, «allí los ríos caudales, allí los otros medianos e más chicos». Las conocidas palabras de Jorge ... Manrique y sus reflexiones sobre la muerte y nuestro tránsito por el mundo. Quedémonos con el principio, cuando las corrientes puras y cristalinas garcilasianas aún permanecen juveniles, cantarinas y limpias. Uno de los mayores privilegios que podemos encontrar durante el verano consiste sencillamente en poder darnos un chapuzón en un río. Mi gusto particular lo prefiere a la piscina o el mar. Las aguas más bien frías tonifican el cuerpo, que acalorado se refresca en la corriente, bajo álamos y vegetación de ribera, donde siempre se escucha una agradable banda sonora de pajarillos. Y qué decir si en el tramo elegido encontramos otros seres vivos acuáticos, síntoma de que aquellas aguas aún no se han pervertido con venenos variados.
Jaén goza de espacios naturales y públicos muy singulares, de gran belleza, para el disfrute de un baño durante el verano. Algunos se encuentran relativamente cerca, incluso se puede llegar con algún vehículo hasta las proximidades, caso del área recreativa de la aldea de Sabariego, por donde transita el río San Juan; el popular Charco de la Pringue sobre el Guadalquivir, a unos veinte kilómetros de Villanueva del Arzobispo; el arroyo Los Molinos, en Siles, o el Aguascebas, cerca de Villacarrillo, que nos permiten un chapuzón. Podemos incluso encontrar aguas de baño en los propios pueblos, caso del río Cerezuelo en Cazorla, que se ofrece con pozas a escasos metros de la población. Un deleite disfrutar de la vegetación y del agua en un agradable paseo.
Pero también existe un lado que nos preocupa, más oscuro e incierto, como son la contaminación que llega a las aguas en sus variadas formas, ya sea por malas prácticas industriales, ganaderas, agrícolas e individuales y el apropiamiento de aguas del subsuelo de manera fraudulenta provocando recortes en el caudal. La problemática se encuentra extendida y no parece que tenga visos de solucionarse. Será cuestión de valientes o inconscientes quienes se bañen en un tramo de río, ya mayor. Por suerte, en Jaén aún permanece la ubicación cercana a la cabecera de donde manan muchos ríos, aunque no creo que sea una buena noticia del todo.
De todos modos, aprovechemos el verano para disfrutar de las aguas cercanas y darnos un saludable baño en espacios únicos, caminemos para llegar a ellos como nos enseñaron nuestros mayores e intentemos que la sombra nos cobije después de sumergirnos, con esa acción que contiene algo mítico y nos ofrece un placer inmediato y tan sencillo. Busquemos buena y deseada compañía para compartir el paso por riscos y riberas, escuchar el croar de ranas, la búsqueda y visión de algún renacuajo o la suerte de encontrar un pez que sinuoso y confiado nada a nuestro lado. Pero no olvidemos lo que recomendaba el poeta Ángel González: «Si vas de prisa, el río se apresura./Si vas despacio, el agua se remansa».
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