«Vuelvo a Granada,/ vuelvo a mi hogar /El tren va muy despacio, hay mucho tiempo para llegar. / La gente duerme en el vagón, /mientras ... por las ventanas/ muy débilmente se cuela el sol…» Así cantaba Miguel Ríos allá por 1969, reflejando su alegría por encontrarse de nuevo en su ciudad, con su gente. Qué clara y contundente su descripción de un cierto estado de ánimo, impaciente por llegar después de un largo viaje despertando su música y abriéndose a nuevas tendencias, nuevos caminos.
Lo malo es que han transcurrido muchos años desde que Miguel volvía de sus giras y seguimos sintiendo que el tren va muy despacio, que en vez de reducir el tiempo para llegar, se va incrementando, de tal manera que lo del AVE está empezando a convertirse en una broma de mal gusto.
Esa lentitud del tren era y es una especie de metáfora de lo que ocurre en esta Granada desde hace tanto tiempo. Aquí las cosas van tan despacio que los problemas no encuentran soluciones en decenios, con retrasos persistentes, excusas por parte de los responsables, cuando dan la cara, que es pocas veces.
Por si creen que exagero, en dos o tres días han aparecido en las páginas de IDEAL unos cuantos ejemplos palpables de esto que traigo a colación. Siguiendo con el ejemplo del tren, han pasado más de treinta años hasta que hemos visto circular un tren de una especie de alta velocidad, que no ha culminado sus infraestructuras para cumplir con todo lo que queda por hacer, desde la variante de Loja, que todavía tiene pendientes tres tramos que culminarían en 2027, o la nueva estación, que todavía están discutiendo sobre su posible ubicación, mientras Antequera ya va por la segunda estación… Y ya que hablamos de trenes y ante este panorama, recordar la petición del ferrocarril a la costa suena a quimera que con un poco de suerte verá la luz el siglo próximo.
Otro retraso intolerable que no encuentra solución son los diez años de sufrimiento de los vecinos de la zona Norte por culpa de los apagones de la luz que los deja en situaciones muy precarias y dolorosas para cada vez más familias, que tienen en regla sus contratos con la compañía. Es una vergüenza que siga este problema sin encontrar una solución, y más aun en los tiempos que corren, que técnicamente debe ser fácil controlar por donde se cuelan las sobrecargas, o las piraterías, o los enganches ilegales, o las plantaciones de marihuana…
Y qué me dicen de lo que ocurre en las playas motrileñas, con su perenne destrucción a nada que los temporales cumplen con sus ancestrales visitas, que se llevan la arena y dejan la playa hecha una pena. Y, como auténticos Sísifos, cada primavera esparcen toneladas de arena traídas de lugares donde al parecer sobra, cuando se acerca la temporada de las playas del lugar. Más de diez años han calculado que este fenómeno sigue ocurriendo y no se ha encontrado una solución duradera y definitiva.
Se me acaba el folio y apenas tengo sitio para avisar de que se ha iniciado la primera fase de las obras de canalización de la presa de Rules que se terminó hace 19 años. Es una noticia de hace un par de semanas.
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