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Tan resentidos

Donde agitan las palabras ·

Los resentimientos y rencores abarcan muchas esferas de la vida

Alfredo Ybarra

Martes, 8 de febrero 2022, 23:55

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Nadie está libre de almacenar en los subterráneos de sus entrañas alguna pequeña dosis de resentimiento. No es cierto que nuestro entorno se divida en ... dos tipos de individuos, los resentidos y los que no lo están. Tampoco es cierta esa idea común de que el resentido es ese perdedor que no ha tenido suerte en la vida y culpa a los otros de su desgracia. Abunda igualmente en el universo de los triunfadores que desprecian a los que tienen 'menos' cultura, dinero, clase; o a los feos, a los gordos, a los bajitos, al vecino de otra raza, al que tiene otra condición sexual,…, y que eliminarían de su vista, de la faz de la tierra, porque están ahí, simplemente, poniéndose delante de su cara bonita y soberbia. Hablamos de un re-sentimiento que escuece, que quema, hacia quienes se considera hostiles, causantes de cualquier tipo de agravio, por muy peregrino que sea. Es una carencia intestina que hace que en definitiva no seamos capaces de alcanzarnos a nosotros mismos. Y eso no se lo perdonamos a los demás. Al mismo tiempo cultivamos un rancio cainismo nacional que tiene una etiología sombría y compleja, donde se suma la suspicacia, la soberbia, la envidia. Unamuno decía que la envidia es la íntima gangrena del alma española. Cuando algo es bueno decimos que es 'envidiable'.

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