En 'El crítico', innecesario documental sobre Carlos Boyero, lo más interesante es el rencor social. No es que Boyero sea señorito de cuna meneada, pero ... sí ha disfrutado de un periodismo, ay, pudiente. Las víctimas, si hay víctimas, no son los criticados (Almodóvar no habla, ni nadie de su productora) sino otros críticos. Los jóvenes. Las jóvenes. Por un lado, está el desprecio por quien desprecia el cine que no sea el de siempre. Por otro, la precariedad del periodismo actual. Ironizan con que haya dicho que ya no lo tratan como antes en el Hôtel Martinez de Cannes, cuando ellos se pillan un Airbnb con otros plumillas, se lo pagan todo y, encima, sí ven las películas iraníes y rumanas. Empieza el documental con Boyero llegando al hotel de Londres en San Sebastián y abriendo la ventana sobre la Concha. 'El crítico' parece 'Los santos inocentes'. Solo falta que estas Azarías cuelguen a Carlos Boyero. O lo pongan a ver películas rumanas.
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