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Puerta Real

Los parásitos

Domingo, 28 de septiembre 2025, 23:08

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Basta sacar a un independentista radical de la Vall d'Aran, de la Ribera d'Ebre o de la Terra Alta para que pierda la ... perspectiva y empiece a sentir un sudor frío ante la vastedad de los espacios abiertos, las tierras del cereal castellano, los azahares de Levante o el mar de olivos que diluye los horizontes andaluces. Lo suyo se ajusta mejor a territorios acotados, ya sea el paraíso nevado de Andorra donde tanto disfrutaron los Pujol, o la república doméstica que representa la casa de Puigdemont en el sur de Francia. España, claro, resulta demasiado grande, diversa y heterodoxa para que quepa en unas cabezas de pensamiento monolítico que se apoyan en el victimismo recurrente del «los españoles nos roban» convertido ya en pose estética. Y digo estética porque se trata de un trampantojo levantado sobre espejos deformantes a partir del ideario del bisabuelo Prat de la Riba, promotor de la llamada 'raza histórico-cultural' catalana, que hoy manejan los separatistas como arenga a sus disminuidas huestes de barretina o lazo amarillo, con 'Els Segadors' de fondo. A fuerza de repetir, han edificado un relato pobre y monótono de alcanfor que revela su incapacidad para asumir la pluralidad de la sociedad catalana dentro de la España del siglo XXI.

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