Reflexiones sobre un inicio
«El inicio del curso institucional nos ofrece una realidad parlamentaria más parecida a un 'reality show' del submundo televisivo que al de una cámara legislativa, es sin lugar a dudas un fracaso del respeto institucional, de la autoridad y rigor que debería presidir todas sus actuaciones»
Andrés García Lorca
Catedrático de Universidad en el Área de Análisis Geográfico y Regional
Sábado, 13 de septiembre 2025, 21:41
El inicio de curso político e institucional, tras el relativo parón de las vacaciones, nos vuelve a enfrentarnos con realidades que, aunque tenga un inicio ... anterior, ahora toman una nueva dimensión no exenta de riesgos y aventuras pero cargadas de frustración por la impotencia que provoca vivir con una estructura político institucional de gobierno, incoherente, ineficiente y cargada de intereses personales que prevalecen sobre los generales, aunque ello provoque la ruptura social, la crisis del conocimiento y de la capacidad crítica necesaria para vivir enajenados del origen de los grandes problemas socio económicos a los que tenemos que hacer frente; unido a ello la pérdida de valores sociales que han venido definiendo la identidad colectiva nacional y que nos hace más vulnerables.
El nuevo panorama político institucional se inicia sobre unos falsos pilares de mayorías parlamentarias y el triunfalismo de una demagogia establecida sobre la mentira, el engaño y la frivolidad en la gestión del Gobierno, con abandono de responsabilidades en la gestión pública y el uso de prácticas políticas torticeras. Todo ello dentro de un contexto internacional lleno de contradicciones, enfrentamientos que amenazan con involuciones de mayor alcance y que exige ideas claras en los objetivos, así como compromisos firmes con aliados serios y competentes que posibiliten una acción coherente y coordinada.
La fortaleza de una sociedad nacional está en su unidad identitaria, en la asunción y compromiso con los valores morales universales, así como en la claridad de sus objetivos futuros a partir del reconocimiento de sus bases y limitaciones territoriales; sin olvidar su coherencia y determinación en la defensa de sus intereses generales a escala global y en el respeto a los pactos y acuerdos suscritos. Insisto, no en la defensa de los intereses personales ni de grupos sociales contrarios al interés general de la nación, tampoco al incumplimiento de acuerdos y pactos asumidos como desgraciadamente está ocurriendo y que nos ha situado en la marginalidad internacional.
El inicio del curso institucional nos ofrece una realidad parlamentaria más parecida a un 'reality show' del submundo televisivo que al de una cámara legislativa, es sin lugar a dudas un fracaso del respeto institucional, de la autoridad y rigor que debería presidir todas sus actuaciones. No podemos olvidarnos de la perturbación que produce determinadas acciones y propuestas como es el pago de los acuerdos de investiduras a los radicales extremistas y que no corresponden al interés ni a la voluntad del conjunto del pueblo español. Todo ello teniendo como telón de fondo el teatro guiñol de la corrupción, que no lo supera ni el retablo cervantino de Maese Pedro y que proclama algún que otro tonto con iniciativa, aunque sea ministro del Gobierno de España.
En un orden de preocupación, no menor, aparece la incidencia de la política interior española en la internacional, llevada a cabo por el Gobierno y sus 'agentes especiales', aunque sean carentes de respaldo institucional, pero sí de intereses económicos concretos, que ponen sin pudor en manos de terceros la seguridad del Estado. Tampoco acierto a comprender como nos involucran en enfrentamientos internacionales de alto riesgo, por mor de la defensa de una supuesta dignidad de España en defensa de los derechos humanos, actitud que estaría muy bien cuando estos principios se defendieran en cualquier situación y lugar, pero no manteniendo los silencios cómplices ante las situaciones generadas contra los mismos en países por todos conocidos, donde el genocidio si es una realidad verificable y no un juego semántico. Hay que denunciar y actuar contra la barbarie, independientemente de su origen y razones, pero siempre y no selectivamente y menos aún, justificar barbaridades cometidas por razones ideológicas o religiosas. Hoy mi propuesta es de solidaridad con estas víctimas de la sinrazón y la injusticia que no han merecido la atención ni el socorro de la sociedad internacional.
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