Recordar nuestra Andalucía del 28F
La derecha española no supo entender bien las aspiraciones y los desprecios que había sufrido Andalucía con tantos años de subdesarrollo. No entendió suficientemente la movilización del 4 de diciembre
manuel pezzi
Viernes, 25 de febrero 2022, 23:37
En la cronología histórica reciente de Andalucía ha quedado marcada de manera indeleble la fecha del 28 de febrero de 1980, además de por la ... grandeza épica del pueblo andaluz, por una doble razón, porque ese día se enfrentaron ferozmente dos concepciones, izquierda y derecha, de lo que tenía que ser políticamente nuestra tierra y además, porque la votación en referéndum de ratificación de la vía del 151 de la Constitución Española (CE) se perdió al no haberse conseguido la mayoría absoluta afirmativa en la provincia de Almería.
El referéndum del 28F fue el hito en el que se rompió el proceso unitario de consecución de la autonomía para Andalucía y los medios institucionales para salir del subdesarrollo, que quedó forjado por la ciudadanía tras la gigantesca y festiva manifestación del 4 de diciembre de 1977, marcada por el brutal asesinato de García Caparrós en Málaga.
Unidad política, en el seno de la Asamblea de Parlamentarios Andaluces, que había barrido la idea de constituir un Ente andaluz a manera de Mancomunidad de Diputaciones (modelo José Sánchez Faba) o la arcaica división en dos de Andalucía, que impulsaba Jiménez Blanco.
En este marco unitario se aprobó nuestro régimen preautonómico (27/4/1978) que dio paso a la elección como presidente del socialista Plácido Fernández Viagas, que propició con la firma del Pacto de Antequera (4/12/1978) el comienzo de los acuerdos en torno al Estatuto de Autonomía.
Unitario fue asimismo el acuerdo de propiciar la marcha de Andalucía por la vía excepcional del 151CE que lideró Rafael Escuredo, al ser nombrado presidente tras las elecciones generales de marzo de 1979. Proceso sin duda unitario, el elegir esta vía excepcional que entrañaba enormes dificultades para superarla, pero que muy pronto fue ratificada por las ocho diputaciones provinciales y el 95% de los ayuntamientos, entre los que estaban los gobernados por el PSOE, UCD, PCA, PA, PTA y otros.
Acuerdo existió también con el Gobierno de Suárez, tras grandes presiones del presidente Escuredo, para que finalmente el referéndum se celebrara el 28F de 1980, convocándose por el Consejo de Ministros del 25 de enero, tras la aprobación unos días antes en el Senado de la ley que regulaba los referéndums. En este contexto nadie esperaba que el Comité Nacional de la UCD decidiera el 16 de enero que todos los territorios, excepto los llamados históricos, tramitarían su autonomía por la vía del 143CE, incluida Andalucía.
El Gobierno de Suárez convocaba el referéndum para perderlo, solicitando la abstención o el voto en blanco, en una esquizofrenia en la que participaron además del presidente, todos los pesos pesados de la UCD, Fernando Abril Martorell, Rodolfo Martín Villa, Rafael Arias Salgado, José Pedro Pérez Llorca o Soledad Becerril, entre otros, con el rechazo singular de Manuel Clavero Arévalo, considerado por sus compañeros como un verso suelto, que ese día presentó un voto especial de disconformidad, presentándole también su dimisión al presidente Suárez como ministro de Cultura.
Esta decisión del Comité Nacional tuvo alguna desafección en centristas de Canarias, Aragón, Baleares y los pocos seguidores que mantenía Clavero en Andalucía, y la total oposición del PSOE, que a través del presidente Escuredo convoca a los firmantes del Pacto de Antequera para acordar continuar con el apoyo al 151CE. A la UCD se le unieron los seguidores que mantenía Fraga Iribarne y poco más. Tampoco creían los dirigentes de la UCD que necesitarían más apoyos.
Sabían que los dados estaban trucados. Un censo electoral lleno de emigrantes y fallecidos, una pregunta de crucigrama o la prohibición a que los medios de comunicación del Estado prestaran eco a la convocatoria, sumado a mensajes de no apoyar opciones socialcomunistas, sobre el centralismo sevillano y las proclamas de Lauren Postigo reiterando: «Andaluz, este no es tu referéndum», harían lo necesario, para que el sí no alcanzara la mayoría absoluta en el censo total de cada provincia.
Y así ocurrió, no se pudo conseguir en la provincia de Almería, pero había votado el 64,2% del censo de Andalucía, y a favor se pronunció el 55,5%. Se había perdido el referéndum legalmente, pero lo había ganado el pueblo andaluz de calle y con él los partidos políticos que lo apoyaron.
El gran perdedor fue la UCD y sus dirigentes que con Andalucía compraron la mortaja que los llevaría a la dimisión de Suárez y a su disolución como partido, ocupando su espacio, militantes y votos Alianza Popular con Fraga y Hernández Mancha y, tras su refundación, el Partido Popular con Aznar, Rajoy, Casado y la debacle actual.
La derecha española no supo entender bien las aspiraciones y los desprecios que había sufrido Andalucía con tantos años de subdesarrollo. No entendió suficientemente la movilización del 4 de diciembre y su soberbia intelectual les hizo no entender la fuerza inmensa de un gran pueblo como el andaluz. Y siguen equivocándose, devaluando nuestra autonomía y ello los llevará a revivir el 28F, con 'f' de fracaso, como el que sufrieron en 1980.
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