Un rayo de optimismo

En un escenario económico sombrío de cara al futuro, la Comisión Europea ofreció ayer un respiro al descartar una inminente recesión en la UE como ... la que había pronosticado y mejorar sus perspectivas para España y el conjunto del área. Resulta alentador que, entre los grandes de la Unión, nuestro país vaya a alcanzar este año el mayor crecimiento, según Bruselas, tras haber resistido razonablemente los embates de la guerra en Ucrania. Pero ni el 1,4% esperado ni el 0,9% de media comunitaria –cuatro y seis décimas más que la previsión de otoño– ocultan un intenso frenazo de la actividad, cuyo avance apenas será una cuarta parte del registrado en 2022, lo que no deja margen para el triunfalismo. La persistencia de una alta inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios son «vientos de cara», en palabras del comisario Paolo Gentiloni, que ralentizarán la economía y afectarán al consumo –el principal pilar del PIB–, sostenido hasta ahora por el buen comportamiento del empleo, difícilmente sostenible, y el ahorro acumulado en la pandemia, que empieza a agotarse. La continuada subida de los tipos de interés para contener los precios completa el dibujo de un periodo difícil.