Nuestro buen amigo Diego Soto
40 años son toda una vida, la que Diego ha dedicado al Consistorio de Jaén y por el que ha visto pasar alcaldes y concejales de diferentes partidos políticos
Rafael Civantos
Jueves, 28 de marzo 2024, 23:25
La semana pasada, ojeando el periódico, me encuentro con la noticia de que mi buen amigo Diego Soto se jubila después de cuarenta y dos ... años de servicio en el Ayuntamiento de la capital. Cuarenta años son toda una vida, la que Diego ha dedicado al Consistorio de Jaén, y por el que ha visto pasar alcaldes y concejales de diferentes partidos políticos y que junto con los trabajadores de esa casa han compartido las incidencias diarias de su vida laboral. Diego lo ha entregado todo a esta ciudad y se ha dejado siempre la piel en ello.
Seguramente, la casa consistorial de la plaza de Santa María no es la misma desde que mi buen amigo Diego ya no está en ella. Pero después de ese largo periodo laboral, en el que como servidor público ha estado a las órdenes de quien la ha dirigido en cada momento y en el lugar donde han querido ubicarlo, ya nada va a ser igual. Ni el político de turno va a contar con esa persona que siempre ha estado al pie del cañón allá donde se le haya reclamado sus servicios en el Ayuntamiento jienense.
Coincidí con Diego cuando los dos, ya metidos en edad, estudiábamos Derecho. Al principio era un compañero más de los muchos que nos juntábamos en el aula para recibir nuestras clases en las distintas asignaturas, pero poco a poco se fue tejiendo una gran amistad que ha ido mucho más allá de aquel compañero de clase, cada tarde en la aula de la Universidad de Jaén. Desde entonces ese contacto ha estado siempre latente para reírnos, cambiar impresiones o tomar una cerveza, junto con nuestro amigo en común Antonio Tíscar, y terminar siempre con una risa, que si es contagiosa nos alegra el rato a los tres.
Ahora, nuestro buen amigo Diego, pasará a tener una vida nueva, la de la tercera edad. Y aunque no veo yo mucho a Diego pasando por el Hogar del Jubilado a jugar al dominó o la cartas seguro que en esta vida de 'jubileo' no tendrá tiempo de aburrirse y a buen seguro que disfrutará todo lo que antes no ha podido de sus hijos y de su mujer Tere, pero sobre todo de sus nietos. Estos seguramente serán los que le marquen el paso a un abuelo que le queda aún un largo recorrido hasta que los ponga a todos bien grandes.
Lo que sí espero es que ahora cuando en nuestro grupo del whatsapp aparezca la frase: «Cuándo nos remojamos el hocico», no nos ponga por delante la agenda del Ayuntamiento como casi siempre pasaba y había que hacer encajes de bolillos para cuadrar una agenda que muchas veces era más complicada que la del propio alcalde y podamos tener nuestros encuentros con más frecuencia, para contarnos nuestras peripecias y quehaceres diarios, en un ambiente relajado y distendido que nos permite desconcertar de la rutina diaria.
Con Diego nunca faltará ese abrazo cálido y entrañable que nos trasmite la bondad de una gran persona, que ya no nos podrá negar que es de la tercera edad. Poco a poco, aquellos compañeros de clase en la Universidad de Jaén iremos llegando a ese umbral de edad como lo ha hecho nuestro buen amigo Diego Soto.
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