En qué queremos convertirnos
María Jesús Martín gonzález
Sábado, 26 de noviembre 2022, 00:12
De nuevo siguen cruzándose líneas y se aceptan comportamientos inaceptables en democracia. Conviene recordar algunas ideas para enfocar la mirada. Decía Bauman, los formatos educativos ... tenían que construirse pensando en la necesidad de que las personas fueran cada vez más capaces de readaptar sus conocimientos y capacidades a lo largo de la vida. Jazmín Beirat, habla de derechos culturales, sitúa a la cultura al mismo nivel de necesidad social que la educación o la salud, para la propia construcción de ciudadanía.
Sí, trabajar en unión para fortalecer el tejido social, vinculada a la cotidianidad, un proyecto colectivo por su transversalidad, para interpelarnos. Nancy Fraser, los medios de interpretación y comunicación socioculturales están también estratificados y organizados de manera congruente con la existencia de patrones sociales de dominación y subordinación. Nuria Alabao, debiera preocuparnos el discurso punitivista que se está produciendo, revela la inquebrantable fe en la cárcel como solución a la violencia sexual y en el castigo como la mejor manera de proteger a las mujeres.
Sigue estando pendiente la puesta en marcha de políticas para fortalecer la capacidad de agencia y de decisión de las mujeres, con políticas decididas contra la pobreza y la precariedad y la falta de independencia económica de las mujeres. Dar prioridad a la transformación de conductas del castigo. Ahí están otras propuestas de un feminismo emancipador que debe ser crítico con las formas tradicionales de ejercer el poder y con el endurecimiento de un sistema penal que siempre recae con más intensidad sobre las poblaciones más vulnerables. No hay duda que se tiene que incrementar educación, pedagogía y la llamada disputa cultural, no construyendo más punitivismo. Ahí sigue el reto para ampliar la libertad de las mujeres, deshacer la tradicional estigmatización del deseo y el placer femeninos, para explorar los deseos con libertad.
Hace 25 años de la Declaración de los Derechos Sexuales, «María Pérez Conchillo, treinta años experiencia clínica, ha habido logros pero queda muchísimo por hacer. Una asignatura pendiente, los derechos sexuales de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Para mí los derechos sexuales son bienestar social, los países que tienen más bienestar social son en los que las mujeres tienen más derechos. Y sobre todo, un derecho que para mí es esencial, el derecho al placer sexual femenino especialmente.
Falta voluntad política y está la presión conservadora. Ése miedo al placer, es otra forma de control. Venimos de una tradición judeocristiana, donde la sexualidad era peligrosa, ésa visión negativa de la sexualidad es una manera de oprimir a las mujeres. Aprender a gestionar el placer, la sexualidad es fundamental. Siempre elegido. Negar el placer a la mujer y jóvenes, es faltar a sus derechos sexuales».
La cuestión ya no es quiénes somos, sino en qué queremos convertirnos. Qué cuerpos son reconocidos como sujetos y ciudadanía. Pensar la relación social, la producción y la reproducción de la vida, de otra forma. Vital ocuparse de las condiciones materiales, acceso a la vivienda, la garantía de rentas y otras violencias. Derechos Humanos para las personas.
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