Nos quedan Rosalía y Nadal
El PP también ha quedado malparado en las dos citas con las urnas, sin haber alcanzado el número de escaños con el que Fraga le dejó en su retirada
Curri Valenzuela
Lunes, 30 de diciembre 2019, 23:20
Adiós al peor año político de nuestra democracia. Un 2019 que nació con la esperanza de un gobierno, en minoría pero suficiente, de uno de ... los dos grandes partidos que construyeron la Transición ha padecido violentos ataques en Cataluña contra la Constitución y termina con la entrada de los comunistas en un ejecutivo aprobado por los separatistas que han alentado esa violencia, los herederos de ETA y una mezcolanza de grupos regionalistas que han hecho bandera de ese «que hay de lo mío» en el que se ha convertido la política de nuestro país.
Para ser optimistas al hacer balance del año que hoy concluye hay que salirse de ese terreno y recurrir al deporte y la canción. Si no fuera por Rosalía, una cantante catalana que se ha convertido en estrella mundial por como canta, no por haber nacido en Cataluña, por ese Nadal incombustible líder del tenis, por las chicas y los chicos del baloncesto, por Antonio Banderas al borde de conseguir el Oscar y poco más, un repaso de 2019 solo serviría a muchos españoles para echarnos a llorar. Menos mal que aún podemos sonreír constatando que España es capaz de exportar aún personajes de nivel internacional que baten récords en positivo, lejos de los negativos que nos proporcionan nuestros políticos.
Ni siquiera pudimos sospechar lo que se nos venía encima cuando nos tomamos las uvas con las que despedimos a 2018. Por entonces Pedro Sánchez amenazaba a diestra y siniestra con convocar elecciones para afianzarse como presidente por derecho propio después de haber llegado a la Moncloa por una moción de censura contra Rajoy. Los escaños que el PSOE consiguió en abril no le parecieron suficientes. Creyendo que su margen en unas elecciones posteriores le permitirían alcanzar su sueño de gobernar en solitario, nos convoco de nuevo a las urnas con el resultado de una amarga victoria que le ha llevado a desdecirse de todas sus promesas anteriores. De afirmar que no podría dormir si Podemos entrara en el gobierno ha pasado a meter a Pablo Iglesias en su cama; de condenar el separatismo, a dejarse chantajear por él. Son las únicas condiciones en las que puede seguir siendo presidente. Y, como ha demostrado, solo eso le importa.
El PP también ha quedado malparado en las dos citas con las urnas, sin haber alcanzado el número de escaños con el que Fraga le dejó en su retirada. El fracaso relativo de Pablo Casado ha quedado velado por el sonado fracaso de Albert Rivera, que ha entrado en el Guinness por haber convertido a Ciudadanos de un partido que miraba a los populares de tú a tú en una formación irrelevante en tan solo seis meses. Vox ha partido en dos a lo que fue hasta ahora el PP y se perfila como el beneficiario de la oposición necesaria al nuevo gobierno. La economía se tambalea, el paro va en aumento, las pensiones se han congelado y, lo dicho: confiemos en Rosalía y Nadal al brindar por 2020.
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