Queda poco margen para elegir gobierno
Puerta Real ·
La fuerza de los egos y el interés partidista priman sobre el acuerdo y el interés del EstadoJuan Santaella
Miércoles, 31 de julio 2019, 21:42
Tras la última sesión de investidura, Pedro Sánchez volvió a ser rechazado como Presidente del Gobierno. La renuncia de Iglesias a formar parte del ejecutivo, ... que parecía facilitar el acuerdo, ha sido determinante para el fracaso. A cambio de ella, subió el nivel de sus exigencias, hasta hacerlas inviables.
La última propuesta socialista de una vicepresidencia y tres ministerios para Podemos se rechazó, inexplicablemente. Ya es la segunda vez que Iglesias se opone a un gobierno de Sánchez: la primera porque no podía sumarse ni aceptar un gobierno con Ciudadanos; y, ahora, porque no se le conceden los cargos exigidos. Actualmente, las posibilidades de evitar nuevas elecciones –serían las cuartas en cuatro años– son tres: que se abstenga la derecha –PP y C's conjuntamente–; que se continúe negociando el gobierno de coalición con Podemos; o que se acuerde un pacto programático con Iglesias, con gobierno monocolor, como ocurre en Portugal, en Dinamarca y, recientemente, en Suecia.
El primer supuesto es hartamente difícil: Rivera se ha convertido en el gran enemigo de Sánchez y de los socialistas, a los que descalifica con mayor virulencia que el propio Abascal –el pasado lunes amplió su consejo general, incorporando a 22 miembros de su absoluta confianza, para cerrarse a nuevas fracturas internas–, y el PP, competidor con Cs por el liderazgo de la derecha, no va a facilitar tampoco un gobierno socialista.
El segundo –reiniciar las negociaciones para un Gobierno de coalición– no es apoyado por los socialistas en este momento, toda vez que la oferta generosa hecha a Podemos fue rechazada de manera inexplicable, a pesar del esfuerzo que para ellos significaba aceptar a miembros de Podemos en el ejecutivo. Un gobierno de coalición entre dos fuerzas de izquierdas no se ha dado nunca ni en España ni en Europa, por las dificultades que entraña, y porque se disputan un mismo electorado.
La tercera, apetecida desde el principio por Sánchez –firmar un pacto programático con Podemos–, que cuenta también con el apoyo de IU, de los Anticapitalistas, de Equo, de un sector de las Mareas y de miembros destacados de Podemos, no parece ser del gusto de Iglesias. Esta posible salida tiene un recorrido común con la anterior, que no se ha hecho: elaborar un programa de gobierno. Una vez elaborado, es cuando procede discutir ministerios y ministrables, pues una coalición es solo un medio para realizar determinadas políticas, nunca un fin.
De no alcanzarse ninguna de estas tres soluciones, la única salida posible es la convocatoria de elecciones, lo cual ahondaría, aún más, el cisma existente entre los políticos y los ciudadanos. Desde que se impuso el multipartidismo, hace cuatro años, vivimos una situación política inestable. Los nuevos partidos, que venían a ampliar el diálogo y a regenerar la política, no han cumplido sus promesas. Pronto se han hecho viejos y están reproduciendo los vicios del bipartidismo, agravados por sus hiperliderazgos y sus intereses partidistas. Si durante mucho tiempo la norma básica de la política era el compromiso; hoy, la nueva política ha impuesto 'la verdad', su verdad, y no aceptan los criterios de los otros porque los creen errados. La fuerza de los egos y el interés partidista priman sobre el acuerdo y sobre el interés del Estado. Ningún líder ve al otro como un contendiente político, al que respetar y con el que acordar, sino como un rival; algunos, incluso, como un enemigo a batir. Y, así, la política naufraga.
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