A propósito de la salida de Reino Unido de la UE: unidad en la adversidad
Es un momento que requiere más unión que nunca para ahondar en las soluciones a cuestiones que nos preocupan y evitar tensiones que puedan llegar a plantear nuevos abandonos
Eduardo Cuenca García y Margarita Navarro Pabsdorf
Lunes, 3 de febrero 2020, 01:32
La Unión Europea, que en sus orígenes fue un proyecto de Paz, ha ido progresando con las ampliaciones de nuevos miembros y la profundización en ... sus objetivos a través de sus Tratados, consolidando un bloque de países democráticos con intereses económicos, políticos y sociales comunes.
Asimismo, se ha erigido como una Europa solidaria con sus Estados miembros y regiones más débiles a través de sus fondos de cohesión, así como con terceros países, convirtiéndose en el mayor donante de ayuda al tercer mundo.
Sin embargo, tenemos que reconocer que en estos momentos no soplan vientos favorables, lo que la ha sumido en un cierto clima de pesimismo fruto de una década marcada por las turbulencias económicas que arrancaron en 2008, la crisis del euro, el Brexit y el desafío migratorio y de los refugiados, entre otros temas.
La salida de Reino Unido de la Unión ha sido un duro golpe para este proyecto, abriendo una fase de negociaciones sobre las futuras relaciones entre ambas partes. Una tarea de gran complejidad que incluye asuntos muy espinosos que afectan al comercio, la frontera irlandesa, la pesca y, en el caso de España, Gibraltar. Reino Unido pasará de ser un Estado miembro a ser un rival a tener en cuenta.
Es un momento que requiere más unión que nunca para ahondar en las soluciones a cuestiones que nos preocupan y evitar tensiones que puedan llegar a plantear nuevos abandonos. Si eso ocurriera, los cimientos de la UE no resistirán. Son asuntos de un calado mayor de lo que nos pueda parecer.
Pero no debemos caer en el desasosiego y la nostalgia. Con la reciente renovación de los responsables de sus instituciones a comienzo de este año, se abren nuevas oportunidades que es necesario que nos ilusionen, abordando cuestiones de fondo y dejando de lado otras de menos relieve que nos distraigan. Temas que nos hagan más fuertes e indispensables protagonistas en los grandes debates internacionales.
Ante una posible ralentización en la economía, debemos conjugar el aumento de la competitividad para poder enfrentarnos a nuestros más duros rivales y remontar los obstáculos de las guerras comerciales.
La nueva Comisión también se ha propuesto reforzar la unión monetaria (con una unión bancaria completa y algún tipo de seguro de desempleo) y potenciar una política de defensa común sobre la que el presidente francés ha pedido a sus socios salir de la actual zona de confort y repensar nuestro futuro, nuestra identidad y nuestra relevancia en un mundo cambiante, frente a nuestros progresos 'a ritmo de caracol' y a una Alianza Atlántica en crisis, donde Estados Unidos o Turquía toman posturas unilaterales que ponen en peligro la unidad. En este sentido, las posiciones de los Estados miembros en algunos asuntos no son siempre las mismas, lo que constituye uno de nuestros puntos más débiles.
Sobre migraciones y refugiados hay que intentar evitar hechos dramáticos como los vividos en los últimos años, que nos están dividiendo y creando una atmósfera que aviva los nacionalismos y la intolerancia. Al mismo tiempo, habrá que alcanzar pactos sobre migración legal, la lucha contra los ilegales, las condiciones de acogida y las devoluciones, para aliviar un sistema demasiado tensionado.
Otra de las prioridades de la Unión a 27, será adaptarla a las necesidades de la Economía Digital. Estamos a la zaga de otros países en redes veloces y fiables, en legislación sobre inteligencia artificial, en estándares 5G, en la elaboración de una Ley de Servicios Digitales, hay que avanzar hacia un mercado único de telecomunicaciones, y reforzar la privacidad y protección de datos así como la ciberseguridad, aspectos que van a cambiar nuestras vidas, en silencio, y para siempre.
Tampoco se podrán olvidar las adaptaciones sectoriales que plantea en medioambiente el Pacto Verde, una respuesta a las futuras ampliaciones, o relanzar la integración en temas que Reino Unido había frenado como la Europa social, la armonización fiscal, los derechos laborales, etc.
Negarse a aceptar esta realidad tan compleja agudizada por la pérdida de un miembro de tanto relieve no va funcionar, hay que avanzar con otros planteamientos más adaptados a las circunstancias actuales.
La Unión Europea que eligió como lema 'Unidad en la diversidad', hoy necesita especialmente 'unidad en la adversidad', ya que en economía como en otros frentes de la vida política y social, el retraso en la toma de decisiones cuesta mucho dinero y puede tener consecuencias imprevisibles.
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