Bien es sabido que los medios de comunicación influyen sobre lo que hay que pensar, es decir, señalan los temas que resultan relevantes a la ... mayoría de sus lectores. Que los medios nos sugieran sobre qué debemos pensar y hablar es para mucha gente simple manipulación, aunque todavía peor es que nos indiquen lo que debemos pensar y encima nos ofrezcan informaciones y noticias falsas para llevarnos a donde quieran.
El tema es controvertido y no se puede despachar en un artículo como éste, así que ahí lo dejo. Viene a cuento de las numerosas listas de temas que nos afectan en nuestra vida social, que se están publicando estos días primeros del nuevo año, recordando entre otras cosas las promesas de nuestros políticos, que olvidan con tanta facilidad. Una variante de estas listas son las de los llamados propósitos que nos invitan a recoger, la mayoría de las veces bastante convencidos de que lo más probable es que no logremos ninguno. Cada cual tiene derecho a prometer lo que crea conveniente y allá con su capacidad para comprometerse consigo mismo, para conseguir metas que son positivas para la salud, la felicidad y demás aspiraciones humanas.
Otra cosa son los temas colectivos, esos asuntos pendientes que arrastramos, objetivos sin cumplir que nos incumben a todos de una manera o de otra, especialmente a quienes nos administran y gobiernan, los que gestionan nuestros impuestos y elaboran las políticas. Estos listados de principio de año con frecuencia nos resultan vergonzosos, pues suelen incluir muchos retrasos, aspiraciones insatisfechas, proyectos que no ven la realización. La verdad es que los compañeros de los medios de Granada han trabajado duro para señalarnos el panorama que se presenta en este nuevo año, desde muchos puntos de vista y teniendo en cuenta la variedad de los sectores por donde transcurre nuestra vida colectiva.
Pongo un par de ejemplos, el de Granada como capital europea de la cultura para 2031, una aspiración que siempre se va retrasando y nunca acaba de cuajar los proyectos necesarios para optar a una declaración que suele traer prosperidad a los lugares que obtuvieron tal denominación. No se trata de que alguien en las instituciones europeas opte por nuestra ciudad, sino que hay una serie de condiciones que se deben cumplir para lograrlo. Ya ha señalado Isidro Toro en IDEAL que como no abordemos el tema de los museos de Granada lo vamos a tener difícil. Y este es solo uno de los requisitos.
Otro frente cargado de incógnitas es el de las infraestructuras, en este caso ferroviarias, aspiración centenaria en algunos tramos como el de Granada-Motril, o el tramo granadino del corredor ferroviario, reclamado por la plataforma de apoyo recientemente establecida, o también la conexión con Guadix y Baza, sin olvidar la variante de Loja, que podría conseguir que nuestro tramo del AVE dejara de ser el más lento de la historia de ese medio de transporte tan demandado. Solo con estos breves ejemplos, podemos decir que aquí hay trabajo para todo un año. Por lo menos.
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