El sábado 15 de octubre, el Grupo Ecologista Mediterráneo (GEM) entrega sus premios Duna, con el que cada año, desde 1986, distingue a personas, colectivos ... y entidades que hayan destacado por su labor a favor de la preservación del medio ambiente, el patrimonio histórico-artístico y los recursos naturales en la provincia de Almería. Tendrá lugar en el Museo de la Guitarra, a las 12.00, con entrada libre hasta completar el aforo; tras el acto se realizará un itinerario cultural por el casco antiguo de la ciudad.
Los premios Duna 2021 reconocen el trabajo de Belén María Mesas y sus alumnas y alumnos del IES Alto Almanzora de Tíjola, quienes están impulsando la petición para que la Sierra de Los Filabres, el gran pulmón de Almería, sea declarada Parque Natural; de Galatea, Asociación de Mujeres de la Pesca de Almería, que está tratando de fomentar el papel de la mujer, el asociacionismo o la búsqueda de mejores prácticas en el sector pesquero, y además ha coordinado el proyecto Basuras Marinas, que implica a los barcos de pesca en la retirada de los residuos que llegan al mar; y de Eva María Ramírez Hidalgo, una de las pioneras en la defensa del medio ambiente en la provincia. Además, se entrega el galardón correspondiente a 2019 a Santiaga Sánchez Porcel, ganadera ecológica de Los Vélez.
Los Duna tienen su contrapartida, la Mención Carbón, que en 2021 ha ido a parar a la empresa promotora Alvores, y a Ismael Torres Miras, alcalde de Huércal de Almería, por la destrucción del Acueducto de Las Cumbres.
Si no conocen al GEM, les recomiendo que lo hagan, y les pido que lo apoyen. No se me ocurre a ningún grupo que encarne mejor aquella máxima del ecologismo de «Piensa en global, actúa en local». Ni creo que haya ninguna reivindicación en defensa del medio ambiente y la sostenibilidad de esta provincia en la que no estén metidos estos veteranos que en 2022 celebran el 45º aniversario de su fundación, el 35º aniversario del traslado de su sede social a Almería, el 35º aniversario de sus Premios Duna y Carbón y el 33º aniversario de su campaña de prevención de los incendios forestales.
Su defensa del medio ambiente considera factores sociales, económicos, jurídicos, geográficos. Por ello, sus propuestas tienen amplitud de miras, y tratan de incidir, especialmente, en la ordenación del territorio y en los principales sectores productivos de la provincia. «El despegue económico del sudeste peninsular se basa en la explotación de unos recursos naturales limitados como el agua, el suelo, o el paisaje. Nuestro futuro y calidad de vida dependerá en gran medida de la capacidad que tengamos para administrarnos con visión solidaria y de futuro», repiten como un mantra a quien quiera escucharlos.
Luchadores, románticos con los pies en la tierra, profundamente conocedores de la realidad de la provincia, los hombres y mujeres que pilotan el GEM no han perdido el optimismo ni la confianza en el ser humano, pese a la que está cayendo en materia medioambiental. Como dicen en su presentación, eluden conscientemente la perspectiva catastrofista como estrategia de actuación: «Pensamos que alienta la sensación de que 'esto no hay quien lo arregle' y que los seres humanos no tenemos remedio. Afirmación desconsiderada con los indudables avances sociales y tecnológicos de nuestra era, producto, en tantas ocasiones, del esfuerzo solidario de muchos ciudadanos».
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