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El polvorín del Cáucaso

Editorial ·

Martes, 29 de septiembre 2020, 23:46

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En 1936, los soviéticos marcaron con tiralíneas las fronteras ente Georgia, Azerbaiyán y Armenia. Unas fronteras que no tuvieron en cuenta la ubicación irregular de ... las distintas etnias en los dos últimos Estados. Los soviéticos situaron la región de Nagorno Karabaj en el territorio de Azerbaiyán, en contra de la voluntad de los armenios, que eran entonces mayoría en aquel enclave. La caída de la URSS en 1991 rompió los frágiles equilibrios establecidos por Moscú hasta entonces: En aquel mismo año, los armenios de Nagorno Karabaj se declararon independientes; en 1992 estalló una guerra con 30.000 muertos y en 1993 Armenia se hizo con el control efectivo de Nagorno-Karabaj y ocupó una amplia 'franja de seguridad'. Ahora Azerbaiyán trata de recuperar el control de la región ocupada por la fuerza. Los dos países que se enfrentan de nuevo han declarado la ley marcial y combaten sobre el terreno. Armenia ha pedido apoyo internacional para frenar a Turquía, aliada de Azerbaiyán (el genocidio armenio planea sobre esta crisis). En los noventa, se creó el Grupo de Minsk, formado por EE UU, Rusia y Francia, para auspiciar la paz. La comunidad internacional debería utilizar esta instancia para canalizar un nuevo alto el fuego y, si es posible, la solución definitiva al conflicto.

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