Montecristos
A la última ·
Hemos perdido la ocasión de meter en el mismo calabozo a Sarkozy, Koldo, Ábalos y las monjas cismáticasHemos perdido la ocasión de meter en el mismo calabozo a Sarkozy, Koldo, Ábalos y las monjas cismáticas. Un plantel así sería la envidia de ... Jorge Javier y justificaría cualquier Gran Hermano Vip. La gente habría pagado dinero por ver a la madre abadesa explicándole a Ábalos cómo hacían ellas las galletitas mientras José Luis le contaba, con una sonrisa de nostalgia, aquella vez que pasaron con el Peugeot cerca de Belorado y Koldo se puso a buscar conventos de esos que se anuncian en las carreteras con lucecitas de neón.
De todos ellos, confieso mi debilidad por Sarkozy. Un hombre de fenotipo más bien modesto que ha sido capaz de camelarse a Carla Bruni merece un respeto. De hecho, me había hecho grandes ilusiones al ver que entraba en la cárcel con un tomo de 'El conde de Montecristo'. Estoy seguro de que se ha pasado los días rascando el muro de la prisión con la cucharilla del yogur. Si le hubieran dejado al menos unos meses en chirona, tal vez hoy estaríamos hablando de una fuga cinematográfica y trepidante. En cambio, hemos asistido a una liberación triste, sin épica ni heroicidad, a lo Santos Cerdán. Ni un miserable ongietorri les ha caído.
Es cierto que Sarkozy se equivocó gravemente al pedirle dinero a Gadafi. Ahora sabemos que lo hubiera tenido mucho más fácil metiéndose cualquier noche en el Louvre con un pasamontañas. De un hombre de su refinada inteligencia podemos suponer que habría acertado la contraseña del museo, 'Louvre'. Por desgracia ya es tarde. Imagino que los informáticos del estado francés habrán corregido las grietas de seguridad y cambiado la clave alfanumérica por otra casi imposible de adivinar, '1111' por ejemplo.
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