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Peregrinos del deseo

Nuestro entrenamiento a la hora de discernir nuestros deseos ha de ejercitarse lejosde la imbecilidad

Agustín Moreno Fernández

Miércoles, 20 de julio 2022, 00:54

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Quién no es víctima hoy, en cualquier grado, del festín de deseos al que estamos invitados de continuo en nuestras sociedades de consumo (se puedan ... materializar o no) a través de todo tipo de soportes y medios. Cuestión que no escapa al clásico mito del origen del deseo. Hijo del dios de la abundancia, lleno de recursos, afanes y habilidades, al acecho de cualquier presa, al alcanzarla cesa, para morir y renacer, si es que antes no se le escapa o resulta escasa. Porque, siendo vástago al tiempo de la diosa de la pobreza, el deseo no se detiene en su búsqueda infatigable para colmarse en todo aquello que ansía, sin poder desprenderse de su condición indigente, menesterosa, carente.

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