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Pequeña exaltación de la poesía

De buenas Letras ·

El narrador no sabe si lo ha soñado o cree haberlo soñado, pero se acercan ya los días de mediados de junio en que Gerardo Diego vuelve a su Santander

ANTONIO SÁNCHEZ TRIGUEROS

Miércoles, 19 de junio 2019, 22:48

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El narrador conoció al poeta en el Centro Artístico de Granada allá a mediados de los sesenta, en aquel teatrito inolvidable, torpemente destruido. El narrador ... no sabe si lo ha soñado o cree haberlo soñado, pero se acercan ya los días de mediados de junio en que Gerardo Diego vuelve a su Santander, su cuna y su palabra, a pasear junto a la bahía donde «aguas con alma besan, huyen, lamen». Y el poeta vuelve sin falta desde hace casi veinte años a estar atento a la resolución del premio de investigación que lleva su nombre. El narrador y el poeta saben que dentro de unos días se fallará, en su decimonovena edición, el premio que fuera creado por su Fundación con el impulso y buen criterio de su directora la poeta Pureza Canelo, adecuadamente asesorada por los profesores Senabre (ay, triste ausencia) y Díez de Revenga (eficacia perfecta), con el concurso de dos mujeres únicas y sabias: Pilar Palomo y Rosa Navarro, y algunos nombres más (el narrador pide perdón por los olvidos).

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