Pedro Casaldáliga, profeta de la Amazonía
Su lema de trabajo ha sido siempre el mismo: «No poseer nada, no pedir nada, no callar nada y, de paso, no matar nada»
eduardo garcía peregrín
Sábado, 8 de agosto 2020, 00:48
Durante los últimos días, las noticias sobre el agravamiento de la enfermedad del obispo Casaldáliga han corrido por todos los medios de comunicación. Al parecer, ... Monseñor Casaldáliga o mejor, -como le gustaría más ser llamado- Pedro Casaldáliga espera tranquilo la visita de la 'hermana muerte corporal', como la llamaba Francisco de Asís, a consecuencia de los problemas respiratorios relacionados con el 'hermano Parkinson' como él suele llamar a su enfermedad. Este español nacionalizado brasileño, hijo de campesinos, nacido en Cataluña en 1928, ordenado sacerdote en 1952 y obispo en 1971, había viajado por vez primera a Brasil en 1968 para fundar una misión claretiana en la región del Araguaia, en plena Amazonía y a 16 horas de mala carretera desde el aeropuerto más cercano. Allí se encontró con una situación extremadamente dolorosa, dominada por los terratenientes que se imponían continuamente a los pueblos indígenas de la zona. En 1986 escribió una carta a Juan Pablo II en la que le comunicaba su situación en una Prelatura de 150.000 Km2 constituida por un área de latifundios nacionales y multinacionales en la que los empleados vivían con frecuencia en régimen de violencia y semiesclavitud, sin servicios de educación, salud, transporte, vivienda y, sobre todo, sin tierra garantizada para trabajar. Su defensa, le decía, había provocado el intento de su expulsión por cinco veces, y su vida y la de varios agentes de pastoral había sido amenazada y puesta a precio públicamente. Sin embargo, su lema de trabajo ha sido siempre el mismo: «No poseer nada, no pedir nada, no callar nada y, de paso, no matar nada».
Durante cuarenta años ha sido obispo de esta Prelatura, donde ha construido una Iglesia popular y comprometida intensamente con los pobres. Sus escritos sobre la renovación de la Iglesia de acuerdo con la Teología de la Liberación le llevaron a tener problemas con el Vaticano durante la época de Juan Pablo II. En junio de 1988 fue recibido por el Papa, ante quien reconoció no tener problemas de fe. Se cuenta, como anécdota significativa, que se presentó ante el Papa en camisa, sin anillo ni pectoral y con un collar indio al cuello.
Uno de los hechos más destacables de su apostolado fue el siguiente: el mismo día de su consagración como obispo de Sao Félix do Araguaia (Mato Grosso, Brasil) publicó un extenso documento en el que denunciaba los casos de explotación y maltrato de los indígenas y señalaba sus causas y responsables. Quizás haya sido la primera denuncia mundial sobre la situación de la Amazonía. La Carta Pastoral se titulaba 'La Iglesia de Amazonía en conflicto con el latifundio y la marginación social' y puede considerarse como un documento histórico que marca un antes y un después en defensa de los pueblos indígenas y del medio ambiente, así como en la lucha contra la pobreza y la marginación de la zona. Era la primera vez que un obispo se posicionaba tan claramente sobre estos problemas, puesto que la preocupación por el medio ambiente y la pobreza y casi esclavitud de sus habitantes no estaban presentes en ningún debate. El documento fue impreso de manera clandestina fuera de su región de origen, de donde fue sacada del mismo modo en un avión militar por Irene Franceschini, una de sus colaboradoras. Posteriormente, sus numerosos libros y sus intervenciones en varias conferencias latinoamericanas, especialmente la de Aparecida, constituyen un buen ejemplo de su pensamiento a favor de los más desfavorecidos de la Amazonía.
Se ha escrito que durante la celebración del Sínodo para la Amazonía comentó que esperaba un cambio que debía ser grande, porque había que abrir puertas y ventanas, tal como lo pedía el Concilio Vaticano II. Al Sínodo asistió el actual obispo A. Ciocca, que le entregó al Papa Francisco un ejemplar de 'Un Obispo contra todas las Cercas', la última biografía de Pedro Casaldáliga escrita por A. H. Tavares. El obispo reconoció que el Papa «ciertamente conoce la historia de Pedro y debe haber quedado contento de haber recibido un libro que recuerda el recorrido de este profeta». Las propuestas sinodales recogen muchos de los nuevos caminos que la Iglesia debe seguir según el pensamiento de Pedro Casaldáliga, especialmente los referidos a la ecología integral en defensa siempre de los pueblos indígenas. Ya en su célebre Pastoral de 1971 había señalado que «indiferentes a todo, los campesinos tratan de ganarse el pan de cada día, pues para ellos sólo existen dos derechos: el de nacer y el de morir». Posteriormente escribió: «Si el progreso es para que el ríoAraguaia se muera, para que los pueblos indígenas mueran, es mejor no tener lo que se llama progreso». Ante todo, los pobres cuya dignidad no puede ser pisoteada un aun en nombre del progreso. Como reconocimiento por los largos años de lucha en defensa de los derechos humanos en los países del Tercer Mundo, especialmente en Brasil y en toda la Amazonía, en el año 2000 le fue concedido el Doctorado 'Honoris Causa' por la Universidad Estatal de Campinas (Sao Paulo).
El obispo Casaldáliga es un gran aficionado a la poesía. El Papa Francisco, en relación con la mística indígena, cita en su Exhortación Apostólica 'Querida Amazonía' el siguiente párrafo de su 'Carta de navegar (Por el Tocantins amazónico)': «Flotan sombras de mí, maderas muertas. / Pero la estrella nace sin reproche sobre las manos de este niño, expertas, / que conquistan las aguas y la noche. / Me ha de bastar saber que Tú me sabes entero, desde antes de mis días.»
Sirvan estas líneas como homenaje a uno de los actuales profetas por su lucha en defensa de los pobres y desfavorecidos, especialmente los de la Amazonía, cuyo ejemplo debería ser seguido por cualquiera que se considere realmente cristiano.
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