Patria y patrias
La Carrera ·
Últimamente el término patria ha vuelto a estar en el cacaraqueo de la actualidad. El concepto es abstractoalfredo Ybarra
Jaén
Martes, 26 de noviembre 2019, 23:51
Últimamente el término patria ha vuelto a estar en el cacaraqueo de la actualidad. El concepto es abstracto. Y aunque viene a definirse como esa ... tierra natal o adoptiva organizada como nación, a la que a la que nos sentimos ligados los seres humanos ya sea por vínculos históricos, afectivos,… o sencillamente como el lugar donde se nace, es un término incomprensible, escurridizo. Generalmente solemos relacionarlo a connotaciones políticas o ideológicas, y por esto es objeto de diversas interpretaciones así como de uso propagandístico. Y en esas estamos últimamente usando la Patria como un abrigo que tapa tantas de nuestras vaguedades y sinrazones, quienes pretenden influir en la actitud de la comunidad presentando solamente un aspecto de los argumentos. Es un arma principal para el populismo. Por el reiterado abuso que se hace al usarlo, el término patria corre el riesgo de convertirse en un significante vacío: en él cabe todo. Bajo su paraguas lo mismo se cobijan el decimonónico poeta jienense Bernardo López («Oigo patria tu aflicción») dando pábulo a sacerdotes que piden guerra al pie del altar respaldados por vírgenes henchidas de patrio ardor, Karol Wojtyla cuando era obispo de Cracovia ('Pensando Patria', 1974) y sus mortificantes versos, o Buenaventura Carlos Aribau para hacer una Oda romántica (sin lazo amarillo) a la patria catalana.
La Patria y las patrias ululan en nuestro universo vestidas de mil maneras. Quevedo con su «Miré los muros de la patria mía» sintiendo cómo se deteriora la patria de su vida. Vázquez Montalván hablando de patrias decía que por no tener no tenía ni compatriotas, no tenía banderas que agitar. Personalmente huyo de esa Patria con mayúsculas, grave y mayestática. Más bien me abono a la definición que hace Caballero Bonald cuando dice que patria es eso que uno ve cuando se asoma por la ventana, en referencia a lo más abarcable en una visión poética e intimista (aunque ahora las ventanas se abren al mundo entero y a un universo global). Y es que para mí en definitiva es así. No se añora algo tan ambiguo como un país. Se extraña tu casa, o tu barrio, aquel café donde todas las mañanas abrías el camino del día. Camilo José Cela escribió que «el nacionalista cree que el lugar donde nació es el mejor lugar del mundo; y eso no es cierto. El patriota cree que el lugar donde nació se merece todo el amor del mundo; y eso sí es cierto». Patria como expresión tiene poco de realidad y mucho de universo sentimental al que nos agarramos o con el que nos identificamos. Por eso que algunos políticos estén llenándose la boca para llenársela a los ciudadanos con la palabra Patria, porque el interés se concentra en una entelequia, pero no una realidad social y política concreta.
Ahora que de nuevo Unamuno está de actualidad, a raíz de la película de Amenábar sobre él, quiero recordar como se irritaba ante esa apropiación que hacen unos de la palabra Patria y poniendo a los otros de antipatriotas. Unamuno se aflige y dice: «Me duele España» ante este hecho. Antonio Machado que habla de que la patria no es una heredad donde vivir de la inercia, sino nuestro día a día hecho con trabajo y dignidad, también escribe: «En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva». Y Miguel Hernández que exclama en su poema Madre España: «Decir madre es decir tierra que me ha parido».
Y mientras tanto vuelven a alzar su voz quienes embebidos de paroxismo y henchidos de púrpura arrogancia se erigen en aduaneros de la patria (¡ay! esos eternos salvadores de la patria). Luis Cernuda recordando su patria de España, desde el exilio apela al Galdós que bruñe esta tierra de tolerante lealtad, y a la tradición generosa de Cevantes, una tradición que es el diálogo; la escucha. En este tiempo de polarizaciones radicales, cuando el escritor turco Mario Levy, autor de 'Stambul era un cuento' habla de la lengua como su única patria, en cierto modo me sumo a él, enarbolando las patrias cervantinas, y no la falsificada España hecha Patria del Cid. Y retrotrayéndome al evangelio de Juan, cuando dice que al principio ya existía la palabra, siento todo lo que nombramos con anchurosa eufonía del alma como el caudal de nuestras patrias.
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