Vivimos tiempos convulsos. Apenas nos encontrábamos sorteando la crisis económica del año 2008, de la que había costado salir con grandes dificultades en casi doce ... años, y de la que se dijo que había sido la versión moderna del crack del 29, cuando un nuevo azote ha golpeado los cimientos de la comunidad internacional.
La Covid 19, llamada también SARS-CoV-2, es el séptimo coronavirus aislado e identificado como capaz de provocar infecciones en los seres humanos. Si bien aún no está claro su origen, los estudios filogenéticos realizados a contramarcha, ante la virulenta propagación del patógeno, se inclinan por indicar que con probabilidad el mencionado virus provenga de los murciélagos y que, a través de mutaciones y recombinaciones haya podido pasar a los humanos, por medio de un hospedador intermediario, es decir un animal vivo; quizás el pangolín vendido en el mercado de Wuhan (China).
Ello nos demuestra el alto grado de especulaciones que rodean la acción del coronavirus sobre la población mundial, que se enfrenta, ahora, a nuevas incertidumbres.
Los analistas especulan sobre un nuevo crack económico y el fantasma de una reanudada recesión de las finanzas mundiales a lo que el Fondo Monetario Internacional ha denominado como 'el gran confinamiento'. Se habla también de que a partir del final de la 'desescalada' ya nada va a ser igual que antes y se ha recreado el neologismo de la 'nueva normalidad'.
'Gran confinamiento', 'desescalada', 'nueva normalidad', son términos que han venido a incorporarse a nuestro lenguaje habitual y en realidad su conceptualización resulta compleja y genera renovadas incertidumbres.
Al identificar la crisis económica, prevista como consecuencia de la pandemia con el término 'gran confinamiento' e identificar la supuesta salida por medio de iconos, se nos está dejando un mensaje cuanto menos inquietante. Se visualiza esta salida: en una V, en el mejor de los casos, por una U, en el caso de una salida más lenta, y por una W, en el peor de los casos. En este último icono se refleja un escenario que nos lleva de la V o la U, con una entrada y salida de la recesión más o menos lenta, a una nueva caída en una nueva V que genera la W; donde por efecto del confinamiento, la economía no se recupera definitivamente.
«En todo caso nos encontramos ante un oxímoron que agrupa dos conceptos con un significado opuesto y que genera un tercer concepto»
Por otra parte, el término 'desescalada' con el que se describe la salida del confinamiento, resulta ambiguo y conduce a mayores incertidumbres. Si queremos utilizar términos relacionados con el alpinismo, deberíamos hablar de escalamiento y descenso, por lo que este neologismo podría encerrar una recámara perversa, que nos recuerda la W del párrafo anterior donde descendemos y volvemos a escalar: des-escalada.
Si bien, el más confundo de estos tres términos es el de 'nueva normalidad'. Cabe preguntarse de qué 'normalidad' estamos hablando, puesto que este término implica recuperar los comportamientos habituales, pero al agregar el prefijo de 'nueva' estamos aseverando que no se trata de lo mismo que antes, por tanto, se desdibuja con términos ambiguos la verdadera realidad y esto resulta inquietante.
No es la primera vez que se utiliza esté término, que fue recreado en los Estados Unidos, New Normal, para referirse a la salida de la recesión económica del 2008 por los periodistas Rich Miller y Matthew Benjamin en un artículo publicado en mayo de aquel año en el Bloomberg News.
Según mi criterio, se trata de una terminología desafortunada, porque ¿va a ser normal que los ciudadanos en ese 'universo post-COVID-19' tengamos durante meses que salir obligatoriamente con mascarillas a la calle o a sitios públicos, que las relaciones sociales deban circunscribirse en aforos controlados y limitados por las autoridades, que se nos aplique sistemas de vídeo vigilancia y control de la temperatura corporal, que se nos geolocalice, que se nos catalogue por razón de la edad o el sexo, etc.?
En todo caso nos encontramos ante un oxímoron que agrupa dos conceptos con un significado opuesto y que genera un tercer concepto, que en el ámbito literario pueda ser aceptable, pero que a la hora de definir una nueva situación a la que deberá enfrentarse la sociedad resulta cuanto menos falto de sensibilidad, dando lugar a nuevas incertidumbres. Entonces, podemos admitir que nos estamos refiriendo a algo 'nuevo', pero en todo caso me cuesta aceptar de que sea 'normal', al menos si entendemos como normal un modelo orwelliano de control riguroso de la i'ntimidad de los ciudadanos.
Como ya nos recordara Ludwig Wittgenstein, en su Tractatus, el lenguaje es una representación isomórfica o modelo del mundo y su función debería ser la de mostrar los límites de lo que puede ser conocido o expresado a través del lenguaje.
Termino como comenzaba, en este mundo convulso en el que nos ha tocado vivir, los seres humanos reclamamos mayor claridad en el uso del lenguaje, no vayamos a que la creación de neologismos encierre mayores incertidumbres que certezas.
Pensemos en que los que es 'normal' para el león es un 'horror' para la gacela: ¿en qué lado estamos?
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión