Pandemia de irresponsables
Puerta Purchena ·
Los discursos críticos han dado paso a titubeos y declaraciones de prudencia que hace unas semanas no existían, y lo que antes era negro o blanco ahora tiene toda una gama de grisesHemos agotado nuestra primera semana de lo que la mayoría llama 'nueva normalidad', pero que yo prefiero denominar 'nueva realidad'. Esto porque lo que estamos ... viviendo de normalidad no tiene nada, ya que estamos como desconcertados y sin saber bien cómo debemos actuar o qué hacer. 'Nueva realidad' que en realidad es una 'nueva realidad' de la 'antigua realidad' porque no me negarán que la normalidad en la que vivíamos hace unos meses se truncó nada más decretarse el estado de alarma y entrar con él en esa 'nueva realidad'. Yahora nada tiene que ver ni con lo primero ni con lo segundo, así que estamos en otro momento muy diferente. Llamémosle como le llamemos el caso es que deambulamos sin las ideas demasiado claras y sin atrevernos bien a hacer con plena libertad cosas que hacíamos antes. Pero no todos. La situación actual no es normal, pero sí muy real. Todo pende de un hilo en forma de minúsculo virus que puede hacerse presente en cualquier instante y tirar por tierra todo lo que hemos conseguido hasta ahora. Por eso, seguir las recomendaciones que se nos hacen desde diferentes estamentos como gubernamentales, sanitarios o científicos no es ninguna tontería y sí una obligación. Estamos viendo como van surgiendo pequeños brotes, aquí en Pulpí tenemos uno, y eso que nos encontramos en pleno verano cuando suponíamos que el virus no iba a tener mayor incidencia. Ysi en verano está siendo así, lo que vaya a ocurrir en otoño no quiero ni pensarlo. Sobre todo porque nuestros gobernantes no trasladan una idea clara de saber qué están haciendo. Una vez desmantelado el mando único a la par que el estado de alarma y transferido el poder de decisión a las comunidades autónomas, éstas se muestra mucho más prudentes (o ignorantes) sobre lo que hay que hacer en esta 'nueva realidad'. Los discursos críticos han dado paso a titubeos y declaraciones de prudencia que hace unas semanas no existían, y lo que antes era negro o blanco ahora tiene toda una gama de grises que no caben en la paleta de un pintor.
Mientras así estamos, menos mal que al PP le embargado el sentido común (sus intereses tendrán en ello) y sumaron sus votos al decreto que debe regular una España sin estado de alarma. Lo que no entiendo son a esos partidos que votan en contra o se abstienen en una acción tan delicada como va a ser nuestra vida en el futuro. Creía, ingenuo, que en esta guerra íbamos a estar todos. Como todos debemos estar en la aplicación de las medidas de prevención contra el virus. No soy solo yo, sino que muchos lo han manifestado antes que yo, da miedo salir a la calle y ver cómo hay gente (jóvenes en su mayoría)que viven como si en España no hubieran muerto 28.000 o 43.000 personas, según quien lo contabilice. Sabemos que los jóvenes son eternos (eso creía yo y de pronto me veo al borde de la tercera edad), pero hay que hacerlos responsables y aquí mucho tiene que decir y hacer los ayuntamientos y sus policías.
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