Otoño
Puerta Purchena ·
«Los rigores del verano han dado paso a un clima en el que parece que todos sus elementos se han confabulado para dotar a la ciudad de las mejores condiciones»JUAN TERUEL
Sábado, 10 de octubre 2020, 00:41
A mí me gusta el otoño, para qué lo voy a negar. Claro que, para que a uno le guste esta estación, el lugar donde ... vive ha de reunir unas determinadas características. Almería es uno de esos sitios en los que se dan esas características. Por ejemplo, la temperatura es benigna, por no decir deliciosa. Los rigores del verano han dado paso a un clima en el que parece que todos sus elementos se han confabulado para dotar a la ciudad de las mejores condiciones para dar un paseo o, incluso, bañarse en cualquiera de las muchas playas con las que cuenta nuestro litoral.
Por otro lado, y aunque aquí no podamos presumir mucho de árboles, los matices de color que tienen los de hoja perenne añaden un atractivo más a nuestro paisaje. Podría pensarse que la posible aparición de la lluvia pudiera entorpecer la salida a la calle, pero ya se sabe que aquí -aun contando con algún episodio de caída torrencial- nos tomamos esas gotitas con algo de guasa. Además de que aprovechamos la ocasión para comer migas, lo que no está mal.
Dicho todo lo anterior, como en tantas cosas, los almerienses no sabemos sacar mucho partido a nuestras cosas, tampoco a la Almería otoñal. De ahí que celebre comentar la noticia que daba el otro día este periódico. Se acaba de anunciar un programa para dar a conocer ciertos atractivos de la ciudad -incluida la Almería del cine-, una iniciativa del área de Promoción de la Ciudad. Visitas para propios y extraños, frase hecha que no se corresponde con una ciudad en la que se dice que nadie será un extraño. El caso es que se aprovechan las virtudes de nuestra tierra para organizar 'Tu otoño en Almería'. Será durante los meses de octubre, noviembre y diciembre.
Como es natural, se alude a la alcazaba ¡faltaría más! Pero también a otras riquezas de la capital, como el Cerro de San Cristóbal o la Almería musulmana. Naturalmente, aparece el casco histórico -supongo que exhibiendo el encanto de sus plazas-, y algo en lo que no se piensa habitualmente: los conventos. Tengo que añadir que esto me agrada particularmente, por lo que supone de mirada dirigida a edificios peculiares en donde la vida ha llevado un ritmo distinto. Será curioso conocer algo de esas clausuras voluntarias en las que, durante muchos años, unas mujeres decidieron encerrarse para desarrollar una vida contemplativa que las alejara del mundo y las uniera más a Dios. Así que los conventos de Las Claras y Las Puras se abrirán para estas visitas guiadas.
Interesante será asistir a las sesiones de teatralización, en las que se podrá trasladar a los asistentes los intríngulis de una ciudad que a muchos les parece alejada de todo. Quizás de ahí derive su encanto.
El caso es que, por más que uno se haya criado por esas zonas que ahora se van a exhibir ante los visitantes ocasionales y residentes fijos, ya me gustaría a mí poder participar en alguno de estos recorridos. A ver si mis compromisos con la medicina más tradicional me lo permiten.
Y, mire usted, si algo me gusta a mí es elogiar los aciertos de la gente que nos gobierna. Por desgracia, las ocasiones se presentan pocas veces. Por eso es más frecuente la crítica. Y es que un servidor es de lo más teórico: recuerdo aquello de que los que mandan están para servir a los ciudadanos.
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