El no orgullo de la tierra

Gracias a él, la corona española se extendería por el sureste asiático y fue cooperador necesario para el descubrimiento del tornaviaje Pacífico, empresa en la que otros ya habían fracasado. Logró unir un cúmulo de islas para formar Filipinas y fundó ciudades como Cebú (con 3 millones de habitantes hoy en día) o Manila (14 millones). Además, todo ello lo realizó mayoritariamente de manera pacífica, a base de pactos. El mestizaje pronto se produjo y los habitantes de allí incorporaron multitud de términos al tagalo (su idioma origionario) y acogieron la religión, siendo hoy en día una de las comunidades católicas más importantes del mundo.

Pero lo que más me ha sorprendido es el cariño con el que se dirigen a su pasado español y el respeto hacia estos personajes. En concreto, Legazpi, que falleció en la miseria (puesto que no sabía que el rey Felipe II le había concedido una renta anual de 2.000 ducados), está enterrado en la iglesia de San Agustín de Intramuros, de Manila, y posee allí varios monumentos en su honor en lugares destacados.

En cuanto a su origen, no está claro cuándo nació, pues se cree que en 1502, pero no a ciencia cierta. Era miembro de una familia de nobleza media. Durante años, ha estado abandonado su recuerdo, pese a sus hazañas. En 1947, el escritor José de Arteche denunció el estado de ruina que presentaba la casa en la vivió. En 1964, el Ayuntamiento de Zumárraga restauró la edificio. Tras albergar un museo, actualmente ha sido convertido en escuela de música. Hay un monumento en su honor y un cuadro en la casa consistorial del municipio donde nació.

Sin duda, parece que es mucho más conocido en Filipinas que aquí. De ahí que me gustaría poner encima de la mesa el no orgullo de lo nuestro. A nivel local, siempre se ha dicho que si en Granada nos creyéramos lo que tenemos, nos colocaríamos a un nivel mucho más alto del que podríamos imaginar.

Y yo creo que todo esto, al fin y al cabo, está relacionado con el nivel de autoestima de un pueblo, una provincia o un país. Los niños en el colegio hablan acerca de 'Halloween', Acción de Gracias o 'Black Friday', sin embargo, poco se dice que España tuvo sus límites en Asia, gracias a personas como Legazpi.

Si tenemos amnesia acerca de nuestra historia, nunca podremos conocer nuestra verdadera identidad y estar orgullosos de nosotros. ¿Hasta cuándo los complejos?

Y todo esto redunda en la felicidad de la gente, puesto que a pesar de que para un extranjero que vive, por ejemplo, en la Costa de Granada, un español está aparentemente siempre alegre, en las encuestas de los países más felices del mundo, en Europa estamos en el vagón de cola. Todo esto, en mi opinión, tiene que ver también con el no orgullo de nuestra historia.