Hace un par de años el periodista norteamericano Rod Dreher, un converso y ahora ortodoxo, publicó 'La opción benedictina' (Ed. Encuentro). La tesis que desarrolla ... en este sugerente libro es 'Una estrategia para los cristianos en una sociedad postcristiana'. El autor se inspira en el título que ya acuñara el filósofo escocés Alasdaire MacIntyre. Después de realizar un diagnóstico realista de la crisis de la religión católica, intenta aportar soluciones. Sirva como botón de muestra los datos del INE, que reflejan el descenso en nuestro país de la celebración del matrimonio canónico del 70% al 20%, en veinte años. Se pretende la restauración del orden cristiano infestado por ideas y actitudes adversas, a través de pequeñas comunidades.
Lejos de instalarse en un planteamiento negativo o alentar a la formación de guetos cristianos (a modo de arca de Noé), su análisis es propositivo para acercar las personas a Dios. En este sentido, se sirve del consejo de Benedicto XVI: «En una sociedad secularizada, las minorías creativas de cristianos, determinarán el futuro». Por eso, las ideas que se aportan invitan a la reflexión personal para buscar esa creatividad; no se pretende, por lo tanto, apartarse del mundo, sino sugerir una forma contracultural de vivir el cristianismo. El 'modelo benedictino', más que a una estrategia determinada invita a seguir la estela de un santo: san Benito de Nursia (480-547), con su 'Ora et labora'; su vasta labor evangelizadora ha hecho que sea uno de los seis patronos de Europa. La Orden de Cluny (s. XI) representa uno de los principales focos de la vida cultural y religiosa de Occidente; Bernardo de Claraval (1090-1153) mediante la Orden del Cister pretendió reformar la regla benedictina. La extraordinaria riqueza espiritual de la Orden de San Benito (OSB) ha dado a la Iglesia numerosos papas a lo largo de la historia. Así, existen cientos de monasterios masculinos y femeninos repartidos por el mundo; por citar algunos: Santo Domingo de Silos, El Paular (Rascafría), Montserrat o la Abadía del Valle de los Caídos. La audaz propuesta del columnista de Louisiana, sin grandes pretensiones teológicas y de derecho canónico, al menos servirá para tenerla en consideración y remover conciencias.
Parece complejo el encaje de la perfección evangélica benedictina con familias de laicos que trabajan en medio del mundo. Esta postura ha suscitado que afloren otras opciones como la 'Opción Paulina' (el apóstol de los gentiles) que propugna que los cristianos se mezclen en la labor de evangelización. Dentro de siete años se cumplirá el centenario de la fundación de la 'Opción Escrivá'.
La semana pasada se celebraba el 'dies natalis' de san Josemaría Escrivá de Balaguer, 'el santo de lo ordinario', en expresión de san Juan Pablo II; según el papa Francisco los 'santos de la puerta de al lado'; contemplativos en medio del mundo. Su mensaje al respecto es elocuente cuando utilizaba la metáfora ecológica de la tentación de abandonar (los peces y los hombres) los ríos, lagos y mares contaminados, por no disponer de un ambiente sano y habitable. «Ante ese mar cubierto de inmundicia —decía— a esos peces podría venirle a la cabeza la decisión de decir: basta, yo doy un salto, y ¡fuera! (…) No, hijos míos; nosotros tenemos que seguir en medio de este mundo podrido; en medio de este mar de aguas turbias… En medio de la calle hemos de estar siempre, tratando de crear a nuestro alrededor un remanso de aguas limpias…». Esta opción tiene sus orígenes, y así también se le podría denominar, en «los primeros cristianos»; éstos servían a la Iglesia sin apartarse y despreciar el mundo («contemptus mundi»).
Los laicos ('christifideles laici') procuran santificarse y santificar con su trabajo profesional todos los ámbitos de la sociedad (los trabajos del hogar, la empresa, la medicina, la política, el deporte, el periodismo, la cultura, la educación…).
Más que contraponer las múltiples opciones, y otras que puedan surgir, se trata de sumar, de respetar la libertad de las diferentes sensibilidades existentes. Todas ellas contribuyen a que estas iniciativas apostólicas estén cargadas de creatividad imaginativa, para recristianizar la sociedad. Se trata de que los católicos se paren a pensar cómo acometen su propia opción o carisma, dentro del mandato del Maestro: «Id al mundo entero y predicad el Evangelio».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión