Pepe 'El Tomillero' se toma unas palomitas ante la imagen televisiva de Putin pensando si aprieta o no el botón de marras y, aunque adivina ... de qué va la cosa, mantiene el aparato sin sonido y dispuesto a no cambiar de decisión sea cual sea el informativo que salga en pantalla. Le da lo mismo, como le es igual que en una noticia se hable de un caso de violencia y, sin que todavía se hayan terminado las imágenes que ilustran el mismo, suene no se qué de la moda del bótox y el ácido hialurónico. No sólo está mal el periodismo de a pie, o como se llame eso de escuchar a una tipa o a un tipo llamando 'p…' a una niña que se ha metido en el plano o a unos tipos maquillados hasta las cejas insultando a un futbolista por estar feliz tras un gol, también está mal la profesión de editor, que se acerca más a la de un maestro barman, mixólogo o bartender. Es decir, que se pone en una redacción a mezclar a ver qué sale. Total, que no están las teles por informar y cada vez es más evidente la manipulación, que han abandonado la sutileza y se han hecho zafias y sin atisbo de escrúpulo alguno.
Tras las palomitas, el paseo por la calle, que empieza a apetecer y que apetecerá más cuando el otoño sea una realidad y avance a ritmo para que entre el invierno. Y en la calle, lo de siempre. Hay que reconocer que vivimos en una ciudad que, como decían nuestros mayores, está empercudía. Y sí, es cierto que aquí llueve poco, sí. También es verdad que aquí hace viento, sí. Por si fuera poco, la gente es un poco o un mucho guarra, sí. Pero… ¿llueve poco sólo aquí, sólo hace viento aquí y de verdad los almerienses somos más guarros que en otro sitio? No se lo cree. Y no lo traga porque está convencido de que, para esas cosas negativas que se apuntan como principales causa del problema, siempre hay remedio, aunque eso conlleve un gasto, una inversión, un dinero.
¿Cómo se la apañan en esas otras ciudades en las que también llueve poco, hace viento y sus habitantes tiran también todo a la calle? Los tiempos por los que andamos o corremos nos permiten acercarnos a los demás. Hoy se viaja más, se ve más y también se huele menos que en algunas zonas de esta ciudad en la que vivimos. 'El Tomillero' está convencido de que la factura de limpieza de Almería es lo suficientemente alta como para que la empresa encargada de la concesión se dedique a limpiar mejor. Y no dice los trabajadores de la limpieza, sino la empresa, la que se lleva un porcentaje de ganancia y siempre anda con el canon en revisión. Si lo que se paga por el servicio es lo que realmente cuesta el servicio, siendo público no debería dar beneficios económicos. El beneficio tendría que estar en el servicio en sí. Vamos, es un decir, que lo mismo se equivoca pero es que a veces, como no es político profesional ni lo quiere ser, no distingue entre impuesto y tasa y como además no quiere embrollar con el asunto, aplica lo que se enseña en la primera clase en cualquier facultad de Derecho del mundo mundial «por delante de todo siempre está el sentido común». Lástima que al parecer haya en Almería tantas personas sin ese sentido, tantas como guarros tenemos.
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