El filósofo Martin Heidegger afirma en su obra 'Ser y tiempo' que el hombre es un ser «arrojado» al mundo y luego apáñate como puedas. ... Para el pensador alemán, la aceptación de este hecho tan sandunguero y la comprensión de que nuestros cuerpecillos tienen fecha de caducidad, permiten dar sentido a la vida (si es que a esto se le puede llamar vida). Creo que Heidegger en el fondo era un cachondo, porque se quedó corto con lo de «arrojado», que suena espectacular pero no tanto como «Arrojado a una cena de Nochebuena con los suegros», mucho más ajustado a la dramática realidad existencial humana.
Dice un 'Sócrates' de mi barrio que a la gente de hoy le hace falta un año de hambre para apreciar las cosas. El problema de esa teoría es que el hambre suele escoger mal a sus clientes. Lo lógico sería que la hambruna se cebara con la mala gente sin escrúpulos y ligada al interés propio como la garrapata al perro, pero desgraciadamente la necesidad suele volcarse casi siempre con los más indefensos, porque la necesidad, además de innecesaria, tiene mucha malaleche. Confiemos en la solidaridad, aún más en Navidad, que hace que la gente aprecie las cosas sin necesidad de pasar fatigas.
Lo previsible es que en las primeras bocanadas del próximo año todo se llene de amor de calendario, un amor tan efímero como una gota de rocío. Nada como un año recién parido para autopublicitarse como buena persona pregonando buenos deseos para los demás tan fugaces como huecos.
De estas Navidades sólo quedarán cenizas y empacho de 2021, porque ha sido un año para olvidar, pero ahí está de cuerpo presente, y uno tiene que pensar que el 2022 nace de lujo aunque sepamos que sólo viene seminuevo de 'Cash Converter' y que nuestra agenda de problemas rebrotará lo que tarden en irse por patas los Reyes Magos. Tan solo espero que el nuevo año no tenga una muerte tan prematura como el anterior y podamos echarnos un cigarrito como última voluntad antes de empezar a subir la cuesta de enero.
Hay quien piensa que la crisis que se avecina, más que económica, es moral. Estoy de acuerdo, porque tendremos que tener más moral que el Alcoyano para superar un año que se presenta como el Granada CF, con sus vaivenes y algún que otro ratito de felicidad.
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