Noticias falsas

La triste realidad es que cuanto más estrambótica es la mentira o la falsa noticia, más gente se la cree. Ya vimos durante los meses duros de la pandemia cómo la gente estaba dispuesta a creerse toda clase de teorías extrañas sobre los posibles orígenes de la enfermedad, o los remedios que curaban el virus, o las maquinaciones de 'los malos', deseosos de acabar con la humanidad, como si ellos estuvieran inmunes a los contagios. Es solo un ejemplo, pero son infinitas las noticias que son capaces de imaginar con objeto de lograr algo a cambio, además de demostrar lo incrédulos que somos y ese fondo morboso que nos empuja a creernos los cuentos, como cuando éramos pequeños.

Cada vez se hace más necesario un cierto escepticismo que nos proteja de que nos cuelen cualquier cosa. Me refiero a lo que el filósofo Pirrón de Elis llamaba «la suspensión del juicio», una manera elegante de decir «no te creas lo que no hayas comprobado como verdadero». Para ayudarnos a comprobar están surgiendo grupos de profesionales serios del periodismo que se dedican a verificar si lo que nos llega como noticia es cierto o no, muchas veces poniendo a prueba declaraciones de políticos o gente con poder que pretenden que nos creamos cualquier patraña disfrazada. Me refiero a las que se sacan de la manga para convencernos de sus propuestas, o críticas, o sus partidismos sectarios.

Pero no siempre son mentiras las noticias que nos sorprende. Es lo que ocurrió hace unos días cuando empezó a circular por whatsapp la noticia de que nuestros móviles iban a sonar, aun estando apagados, para alertarnos de posibles catástrofes, por medio de una prueba del Ministerio del Interior. La verdad es que parecía una de esas 'fake news' que no tienen ninguna gracia. De hecho, la campaña ya está en marcha y nosotros los de Andalucía seremos de los primeros en asustarnos cuando suene la alerta. Ya ha empezado por Sevilla, claro.

Pues sí, era verdad.