El Gobierno de Ceuta, desbordado por la situación de los jóvenes marroquíes que entraron masivamente en la ciudad el pasado mes de mayo, planteó el ... imprescindible retorno de los menores no acompañados. Y en plena euforia por las negociaciones retomadas entre España y Marruecos, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, puso en marcha la repatriación de unos 50, dando por supuesto que se había hecho de forma correcta. El ministro, juez de profesión, no podía ignorar que esa devolución se había hecho a las bravas, sin garantías, ya que el Gobierno desconocía el lugar y a quién serían entregados esos niños no acompañados, de los que se conoce su nombre y poco más, según la organización Save the Children.
De acuerdo con la Ley de Extranjería y en virtud de la aplicación de los convenios sobre derechos de la infancia, para tomar una decisión de ese calibre hay que elaborar un expediente para cada joven añadiendo los informes de la Fiscalía y de protección de menores. Así que la legalidad de esa repatriación es más que sospechosa y no podrá aplicarse para devolver a los más de 600 niños que aún se apiñan en la ciudad autónoma y que evitan su captura. En todo caso, un juzgado ceutí, tras escuchar los testimonios de cinco de ellos, suspendió la repatriación a la espera de que el ministerio de Interior fundamente su motivación.
Para el ministro Grande-Marlaska ha sido una semana de sobresaltos. Tras salir a la palestra para decir que todo estaba bien y subrayar que había sido Ceuta quien había pedido esa medida, conoció que desde dependencias de su ministerio partió la orden de devolución –sin firma–. Después, la Audiencia Nacional dio una de cal y otra de arena, no admitiendo medidas cautelares de suspensión, pero exigiendo paralizar las devoluciones mientras se estudia el expediente original.
¿Cuál es el problema de fondo? Que no se ha atendido cuál puede ser la situación de estos chicos al regresar a su país y el informe a elaborar sobre ese futuro era preceptivo; caso por caso. Este es el paso que parece haber obviado el ministro. El próximo miércoles 25 de agosto se reunirá la Diputación Permanente del Congreso y es previsible que antes de esa sesión o durante la misma, se anuncie la petición de comparecencia del Gobierno para hablar de los niños no acompañados en Ceuta y el drama de Afganistán. Parece que el titular de Interior se ha metido en un buen berenjenal, aunque está a tiempo de enmendarlo por el interés superior de los niños.
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