Como niños
Puerta Purchena ·
La vida, cada vez estoy más convencida, no es lineal sino circular, como debería ser la economíaElena sevillano
Sábado, 14 de diciembre 2019, 23:46
El otro día me pasé un buen rato sentada en la sala de espera de una consulta externa de Torrecárdenas. Fue muy entretenido. Había varios ... hombres y mujeres mayores alrededor que, por lo que decían y por cómo actuaban, parecían niños. Tuve la curiosa sensación de haberme tele-transportado a una consulta de pediatría sin darme cuenta, con infantes de más de setenta años arrastrando, el que más y el que menos, uno o varios achaques.
Todo vino porque se ha instalado un nuevo sistema automático para llamar a consulta. Ya no sale el enfermero o la enfermera a la puerta para ir diciendo nombres sino que hay una máquina en la que cada cual mete su DNI y recoge un papelito con su turno, y dos pantallas grandes de televisión en las que aparece reflejado el código del paciente que ha de entrar a continuación. Es el mismo sistema que ya lleva tiempo funcionando en la Tesorería de la Seguridad Social.
-Nena, nena, nenaaaaaaaaaa, ¿es ya nuestro número, es ya nuestro número, es ya nuestro número?
-Que no, mamá, que todavía no.
-Nena, nena, nenaaaaaaaaaa, ¡que sale otro!, ¿es ya nuestro número?
-Que noooooooooo
De unos asientos más a la derecha se escucha a dos señores hablando como si pasaran la mañana en el bingo y uno de ellos estuviera a punto de cantar línea:
-Espera, espera, que sale otro número, ¡Z3!, ¡empieza por Z3! ¿El tuyo por qué letra empieza?
-Uy, pues por la P... Mira que si me han saltado y me tengo que quedar aquí todo el día...
-¡Acaba de salir una P!
-Pero ésa es para la consulta 1, y yo voy a la 2.
Aquello se convierte en clamor cuando las pantallas funden a negro en un momento dado:
-Nenaaaaaaaaaaa, que se ha rotooooooooooo
-Bueno mamá, pues ya lo arreglarán
-Mira, mira, miraaaaaa. Que sale la enfermera. Anda, que lleva un mando en la mano. ¡Lo ha arreglado, lo ha arreglado! Pero mira, pero mira.
Me recuerda a mí misma de pequeña queriendo llamar la atención de mi madre dándole tirones de la chaqueta o golpecitos en el hombro o en la pierna. El 'toquecico de pobre', lo llamaba ella.
Estamos sentados en el pasillo, justo enfrente de la pecera que sirve de distribuidor a las dos consultas existentes en esa especialidad. La televisión está dentro de esa pecera, y es bien visible a través de una ventana acristalada... Hasta que una chica que está hablando por el móvil se para en medio, interponiéndose entre nuestros asientos y la pantalla con los numeritos.
Y en esas oigo una voz de mujer, en voz baja pero sin filtro ninguno, ¿para qué?, el filtro es para los cigarrillos:
-Pues la carne de burro no es transparente, ¿sabes?
Y se ríe.
La vida, cada vez estoy más convencida, no es lineal sino circular, como debería ser la economía.
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