Hasta las narices
Puerta Purchena ·
«Mientras tenemos un ojo puesto en el crudo presente, hemos de prepararnos para la que se nos viene encima, en forma de debacle económica y paro»Domingo, 3 de mayo 2020, 02:01
No creo ser ninguna excepción si digo que estoy hasta las narices de la Covid-19. Primero, por lo más obvio, por el constante goteo ... de vidas humanas que se están perdiendo. Es muy duro alegrarse por que hoy viernes, cuando escribo esto, 'solo' han muerto 281 personas en España por culpa del maldito bicho. Nos congratulamos, 'menos de 300, ¡por segundo día consecutivo!', somos capaces de ver lo positivo de los grandes números cuando tenemos la enorme suerte, ése al menos es mi caso, de que entre ellos no figura ningún familiar o ser querido. Pero ahí fuera hay 281 familias llorando a alguien cercano que se ha ido. A ellas, mi más sincero pésame.
Mientras tenemos un ojo puesto en el crudo presente, hemos de prepararnos para la que se nos viene encima, en forma de debacle económica y paro. España tardará al menos dos años en superar la peor crisis en un siglo, según la previsión del Gobierno: una caída de la actividad del 9,2%, un 19% de paro, dos millones menos de puestos de trabajo a tiempo completo de aquí a que termine 2020. En este país hay gente que ya está pasando necesidad, hambre, y la cosa irá a peor. Hace una semana leía la noticia de que en Madrid se habían disparado en más de un 30% las peticiones de ayudas para comer, según alertaban los comedores sociales, las parroquias, Cáritas, el Banco de Alimentos.
Estoy hasta las narices, también, por las facetas más frívolas de la cuestión. Porque estoy harta de verme en pijama o en chándal, pero tampoco me da mi confinada vida actual como para otra cosa. Porque quiero salir en familia, y no teniéndome que turnar con mi pareja para pasear al niño. Porque quiero abrazar a los míos, darle un beso enorme en la tripa a mi cuñada, que este verano me hará tita. Porque no veo el momento de brindar y celebrar y reírme con mis amigos sin pantalla mediante. Porque quiero responderle algo más que un «ya queda menos» a mi hijo cada vez que me pregunta que cuándo podrá ver y jugar con sus amigos.
Pero, sobre todo, estoy hasta las narices de los políticos de este país, concretamente de los políticos del ala derecha de este país. Salvo excepciones como la del alcalde de Madrid, que evidentemente no está de acuerdo con muchas de las cosas que ha hecho el Gobierno, y denuncia los errores y las promesas incumplidas, pero ha demostrado sensatez y lealtad institucional ante una emergencia sanitaria que debería ir más allá de partidismos. Y, por cierto, olé ahí por Rita Maestre, trasladándole al susodicho alcalde el «apoyo total» de Más Madrid ante la crisis.
Es rastrero utilizar la Covid-19 para ganar votos, como está haciendo la extrema derecha. No es serio quejarse del Gobierno cuando confina y cuando desescala; o apoyas lo uno o apoyas lo otro, ¿no? No es moral hacer a los encargados de gestionar una crisis que nos ha venido grande a todos responsables directos de los muertos, y falsificar fotos, manipular y mentir para sustentar la demagogia. No es inteligente tratar de sustituir una manifestación espontánea y apolítica como los aplausos de las 20.00 a los sanitarios por una muy política y manipulada cacerolada contra el Gobierno. Pues eso, hasta las narices de la falta de talla política.
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