Moción de censura ¿ya?

Al concluir, aparentemente, el bipartidismo estamos expuestos a invasiones de todo tipo: la avispa asiática aguijonea mortalmente por su voladora existencia en distintos territorios, las medusas esperan pacientes la calidez de la aguas para jodernos el baño este verano y, por si no tuviéramos bastante, leo que la bacteria 'todo terreno' de la listeria -comer o no comer, esa es la cuestión- mata a unas 70 personas al año,según el Centro Nacional de Microbiología. Ya no sabemos qué votar, qué comer y a dónde bañarnos.

Está el mar político revuelto. En el estrenado estío suben las temperaturas soplan vientos de Poniente, que suele alternarse con el Levante, y hay inestabilidad en muchas corporaciones. El ciudadano, estreñido y extrañado, piensa defraudado, a donde ha ido a parar su votó tras los pactos a tres, cuatro, o cinco bandas que de todo se ha cocinado en los municipios. Decía un buen amigo, curtido en mil batallas periodísticas, que algunas situaciones eran inimaginables, rocambolescas e inéditas.

Están muchos ayuntamientos en precario políticamente hablando. Les falta un hervor soberanista ciudadano, y no es extraño que suenen voces torvas que clamen una moción de censura, más temprano que tarde, para deshacer -como dice el romántico bolero-: «Lo que pudo haber sido y no fue».

En la Granada, capitalina, se siente y se nota el ambiente cabreante de los socialistas que fueron la lista más votada; de los populares que consiguieron ser la segunda formación más votada; de la extremada izquierda que le faltó un concejal para lograr la mayoría en coalición con el PSOE, y de los tres munícipes de Abascal que, con todo derecho, quieren una concejalía por empujar el carro de la derecha.

Ciudadanos, con solo cuatro ediles, con la colaboración necesaria del Partido Popular y demás 'negociadores' nacionales, andaluces y locales -que algunos, como Bruto, han servido de 'ìnfluencer' por Dios y la inhumanidad- han conseguido gracias al perverso juego de intereses creados nada más y nada menos que el bastón de mando de la alcaldía. Craso error. De nuevo, otra vez, Granada, sufre el desprecio y la humillación del cambio de cromos, estampitas o haciendas. Y de sostenella y no enmendalla me temo lo peor en futuras elecciones.Que el personal asiente con disciplina, pero no olvida.

Luis Salvador, alcalde, probablemente gobernará con dificultad y en la cuerda floja si no cumple con la palabra dada, como le están demandando. Debe ser consciente de que pende la espada de Damocles sobre su cabeza, digna de estudio, porque la moción de censura puede ser una realidad, en cualquier momento y desde distintos frentes que en política-se ha visto- todo es posible. Y el poder, frágil y efímero.