Haciendo el fantasma
«El ghosting puede ser visto como una forma de pasividad agresiva, donde la persona que lo practica evita el conflicto directo y se escapa de la responsabilidad de comunicar abiertamente la finalización de la relación sentimental, laboral o de amistad»
Miguel Arranz
Psicólogo
Viernes, 13 de junio 2025, 23:31
De repente, me ha dejado de contestar a los mensajes, ya no me sigue y parece como si se hubiera esfumado de este mundo. Si ... alguna vez te ha pasado esto, es que has sufrido lo que se llama ghosting. ¿Y cómo se explica desde la psicología? Se entiende esa fantasmada como una conducta de evitación que refleja dificultades en la comunicación y la gestión emocional, así como una falta clara de empatía hacia el impacto que tiene en la otra persona. Algo cada vez más común en las redes sociales que suele dejar en evidencia al que lo hace y un daño al que lo recibe. Pero si lo sufrimos en carne y hueso, es decir, un compañero o compañera de trabajo que decide de repente no comunicarse contigo y que, sin embargo, lo hace sin problema con los demás, los efectos sobre la persona a la que va dirigida ese ninguneo pueden ser graves para su bienestar psicológico, ya que esa conducta puede generar en la otra persona sentimientos de confusión, rechazo, malestar emocional y hasta episodios de ansiedad o depresión.
El ghosting puede ser visto como una forma de pasividad agresiva, donde la persona que lo practica evita el conflicto directo y se escapa de la responsabilidad de comunicar abiertamente la finalización de la relación sentimental, laboral o de amistad, dando a entender que el problema radica en la persona a la que va dirigida su irresponsable conducta. Si bien el ghosting en sí no es un diagnóstico de psicopatía, la persona que lo practica puede tener rasgos de personalidad poco saludables o incluso un trastorno de personalidad como el trastorno narcisista o el trastorno psicopático, soliendo tener una gran necesidad de atención y admiración y no tener empatía por los demás, lo que los lleva a ignorar o desestimar los sentimientos ajenos, con alta tendencia a la manipulación.
Si sufrimos esto en nuestro contexto laboral, hay pautas para poder gestionar en un primer momento una situación que es incómoda y perjudicial a largo plazo para la convivencia.
No culparse
Es importante tener en cuenta que no se puede controlar a nuestro antojo el comportamiento de una persona. Lo más probable es que la situación no se deba a algo que hayas hecho mal sino más bien a la torpeza del 'fantasma'.
Mantener la calma
Si no recibes respuesta, no hay que desesperarse. Mientras tanto, evita y busca otras formas de comunicarte con tus compañeros y compañeras para no sentir rechazo ni aislamiento y dejar claro que es un problema que tiene la otra persona contigo.
Analiza la situación
Reflexionar sobre la dinámica del grupo, el contexto donde se trabaja y los condicionantes que puedan hacer surgir estos comportamientos indeseables por parte de algún compañero o compañera puede ayudar a entender mejor la situación y tomar así decisiones más certeras. Las amistades y la familia con las que tienes una buena comunicación pueden hacer que sueltes esa sensación de malestar diario que te toca vivir cada jornada laboral.
Considerar la ayuda profesional
Si la situación te sigue afectando negativamente, puedes considerar hablar con la dirección, con un orientador laboral o un profesional de la psicología que te ayude a definir cuáles son los límites y cómo gestionar algo que debe ser solucionado.
Si la conducta persiste, hay que tomarlo como un obstáculo al que hay que esquivar y, por consiguiente, no debemos sentirnos culpables o responsables. Como dice una colega mía: eso es porque te has topado con un cocodrilo y lo mejor que puedes hacer es alejarte de donde esté pues tienen la fea costumbre estos animales de intentar darte un bocado a poco que te descuides...
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