El Medio Ambiente en el Antropoceno

El concepto de cambio global, generado por el crecimiento exponencial de la población mundial y por los modelos insostenibles de producción de energía y de consumo de recursos, es más amplio y abarca el conjunto de perturbaciones de origen antrópico que alteran gravemente el metabolismo del sistema Tierra: destrucción, degradación y fragmentación de hábitats, sobreexplotación de ecosistemas, invasión de especies exóticas, contaminación difusa de origen agrícola por nitrógeno y fósforo, eutrofización de humedales, contaminación por pesticidas y metales pesados de los acuíferos, abandono de tierras, cambios de uso y pérdida de productividad de los suelos y, en general, la pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos. ç

Estas alteraciones de origen humano perturbadoras de los grandes equilibrios atmosféricos y oceánicos del planeta definen la nueva era del Antropoceno, cuyo comienzo la mayoría de los científicos establecen a partir de las explosiones nucleares de los años cincuenta del pasado siglo.

El cambio climático y el cambio global no representan amenazas de futuro sino que constituyen problemas ambientales y sociales del presente que hay que mitigar a escala planetaria mediante las respuestas planteadas por Naciones Unidas (en adelante NU) a través de la Convención Marco sobre el Cambio Climático.

La geografía mundial de los países industrializados emisores de gases de efecto invernadero y causantes de los procesos de cambios globales no coincide con la de los países desfavorecidos y cada vez más empobrecidos por su vulnerabilidad frente a los eventos climáticos extremos.

La asunción de compromisos económicos, sociales y ambientales debatidos en las cumbres de NU tiene que ser también asimétrica y gradual en función de las responsabilidades de cada de cada país en la generación del problema. Las aportaciones deben estimarse, según el grado de vulnerabilidad y de pobreza de las regiones que padecen las catástrofes climáticas.

La mitigación en la generación de gases de efecto invernadero requiere acuerdos y compromisos globales que competen a los líderes políticos en las cumbres de NU. La adaptación a los cambios ya generados exige el seguimiento de los procesos ecológicos predecibles por parte de los investigadores. Sin embargo, la magnitud de ambas tareas desborda al mundo político y al ámbito científico impregnando e implicando a toda la sociedad.

La sociedad del siglo XXI tiene que concienciarse e implicarse para fomentar el uso de buenas prácticas que contribuyan a mitigar la generación de gases de efecto invernadero y para poder adaptarse a los cambios irreversibles que ya hemos provocado. La Agenda 2030 de NU recoge a nivel mundial 17 objetivos de desarrollo sostenible que convocan a científicos, gobiernos, empresas privadas y a la sociedad civil a elaborar estrategias de respuesta frente a los procesos de cambios climáticos y globales.

En el Antropoceno el cambio global demanda que investigadores, gestores y actores sociales trabajemos conjuntamente para abordar los problemas ambientales y para plantear soluciones que progresen hacia el paradigma de la sostenibilidad. Para lograr estos objetivos se requieren herramientas y metodologías nuevas que faciliten procesos de concertación y aprendizaje colectivo. Estas metodologías de trabajo en interfaz han sido diseñadas y puestas en práctica por el CAESCG de la UAL, desde su creación, con el desarrollo de proyectos en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, en el Parque Nacional de Alhoceima en Marruecos, en el Parque Nacional de Huascarán en Perú, y en los manglares protegidos del estuario del Guayas en Ecuador.

En los proyectos del CAESCG la participación compartida la hemos denominado metodología del 'triálogo' y ha nacido del consenso entre investigadores, gestores y actores sociales. Solo de manera concertada podremos alcanzar cuotas sostenibles en el suministro de bienes y servicios y conservar, al mismo tiempo, la diversidad biológica y funcional de nuestros socioecosistemas.