Sonar las campanas
María Dolores Fernández-Fígares
Miércoles, 1 de octubre 2025, 00:41
Era ya de noche y de repente algunos despistados que no se habían enterado, se encontraban con una armonía en el aire que parecía proceder ... del tañido de unas campanas que venían desde varios lugares de la ciudad. Por esta vez no se dedicaban a contar las horas, o a llamar para asistir a algunos de los ritos religiosos, o a mostrar el dolor por alguien que ha fallecido. Como cuando el 2 de Enero la campana de la torre de la vela está sonando todo el día desde el amanecer hasta la tarde, rememorando la toma de la ciudad por los Reyes católicos. Esa misma campana que marcaba las tareas de labranza a los agricultores de la Vega desde tiempos inmemoriales. Pero esta vez era algo muy diferente y muy exquisito.
Granada es una ciudad que mantiene activos a los campanarios de sus iglesias. No es extraño que haya surgido aquí la idea de combinar los diferentes tonos de las campanas, dando como resultado un concierto muy singular. La iniciativa vino de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Rescate con ocasión del centenario de su fundación y la Cofradía ha querido gentilmente que esta actividad sirva de ofrenda sonora a la Virgen de las Angustias, en estos días.
El autor de esta insólita propuesta es el compositor valenciano Llorenç Barber, pionero mundial y experto en música experimental, capaz de dialogar con las ciudades y su espacio urbano. Se trata probablemente del más reputado músico y concertista de campanas a nivel mundial, con más de 40 años de experiencia y de 300 conciertos a sus espaldas. Su idea es convertir las ciudades en orquestas abiertas, en este caso ofreciendo las cadencias de las diferentes campanas de manera armónica. En este sentido la etnomusicóloga Montserrat Palacios aporta un sólido conocimiento de músicas que dialogan con las diferentes tradiciones.
Amores y Clamor es el nombre de esta pieza inédita que es un canto coral de bronces centenarios y voces metálicas que duraba unos cuarenta y cinco minutos. Los datos del concierto son llamativos pues para llevarlo a cabo han intervenido más de 25 campanarios, más de 90 campanas y más de 100 intérpretes. Desde el campanario mayor de la Catedral, que supera las seis toneladas a las del Salvador –en el Albaycin– que apenas pesan tres kilos.
Quienes hayan tenido la oportunidad de acercarse a algunas de las iglesias que han ofrecido sus campanas es probable que no olviden esta experiencia, así como nos ocurrió en 1992 cuando el músico Llorenç Barber nos ofreció por primera vez en Granada un concierto semejante. He aquí una breve semblanza del autor de este concierto: Ha sido director del Aula de Música de la Universidad Complutense de Madrid y es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Cataluña. Ha realizado conciertos similares en ciudades como Lisboa, Salzburgo, Barcelona, Salamanca o Roma, donde fue convocado por el Papa San Juan Pablo II para anunciar el Año Jubilar de 1999.
Después del concierto, la ciudad y sus gentes parecían más serenas, incluso más alegres. Y los que participaron como intérpretes estaban felices.
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