Navidad y sin hogar
En Granada capital se calcula que hay viviendo en la calle más de doscientas personas
María Dolores Fernández-Fígares
Martes, 19 de diciembre 2023, 23:19
Mientras algunos y algunas se afanan estos días en busca de regalos, o viandas exquisitas para las cenas navideñas, surge la realidad de quienes carecen ... de los más elementales recursos para poder sobrevivir. Aunque existe una amplia variedad de resultados del infortunio, quizá sean los más llamativos los de quienes no disponen ni siquiera de un lugar donde encontrar cobijo en estas fechas, cuando arrecia el frío en esta Granada nuestra. Son las personas que viven en la calle que se definen como 'sin techo', a las que vemos deambular estos gélidos días, en busca del rayo de sol que los consuele un poco, de manera semejante a cuando en el verano, pasaban el día protegiéndose de esos rayos solares que ahora buscan con afán. Si toda pobreza es una lacra que debería hacernos reflexionar, pienso que el grupo que forman las personas sin hogar, que no tienen dónde ir es el que nos señala los fallos de un sistema que nos rige y donde imperan el egoísmo y el materialismo más letales.
Los miles de personas que la sufren en España (serían unos treinta mil) constituyen el escalón más bajo de la pobreza, pues se sienten al margen y sin posibilidades de recuperación. En Granada capital se calcula que hay viviendo en la calle más de doscientas personas, aunque el dato es de hace dos años.
Como siempre, las cifras nos ayudan a hacernos una idea de los problemas y en este recurrimos a los datos del informe de Cáritas Diocesana de Granada publicado el pasado mes de octubre, y que ofrece por cierto cifras estremecedoras referentes al año 2022, como por ejemplo que de cada diez personas sin hogar, que viven en la calle y son atendidas por Cáritas, dos son mujeres, lo cual viene a indicar que la vulnerabilidad se acentúa considerablemente en esos casos.
Por otra parte, podemos preguntamos por las causas que llevan a hombres y a mujeres a esta difícil situación de pobreza y abandono. La mayoría de los estudios realizados coinciden en las mismas causas, que se encadenan y se retroalimentan: el alcoholismo, las familias rotas, la pérdida de las relaciones familiares y sociales, las reiteradas dificultades para encontrar empleo. A veces intervienen otros factores como las adicciones, o la huida de los malos tratos. En un momento, todo empieza a ir a peor y no se encuentra salida. La única satisfacción de estas personas es una cierta sensación de libertad para ir a donde uno quiere, elegir las compañías que están viviendo lo mismo y por tanto comprenden y no juzgan… Esto hace que sea frecuente el rechazo a integrarse en algunos de los albergues que las instituciones públicas y privadas disponen para que puedan resguardarse en los momentos más crudos.
Desde que empezaron los días y sobre todo las noches a ser fríos ya se están movilizando los voluntarios de numerosas oenegés, buscando la manera de auxiliar a los sin techo, de la forma más eficaz posible. Es una buena obra y muy generosa, pero no cabe duda que es un fracaso de nuestra sociedad que haya gente, en número creciente, que tienen que recoger los cartones que serán el colchón que amortiguará la dureza de las aceras, la soledad y la sensación de fracaso, sin olvidar el peligro que siempre acecha.
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