Increíble dejadez

No es la primera vez que saco a relucir en esta columna el asunto kafkiano de la inútil presa que recibe el agua desde muchos ríos más o menos caudalosos y la va perdiendo, sin aprovechamiento para unas tierras que sufren las sequías sucesivas. Este es uno de los casos más flagrantes de la larga lista de los absurdos retrasos que nos impiden conseguir lo que es justo y necesario para los que vivimos en esta castigada provincia.

Pues bien, ahora nuevos nubarrones se ciernen sobre este proyecto presuntamente de interés general, cuando ya estábamos contentos de que estaba en ejecución el primero de los once tramos a los que llaman 'desglosados', concretamente el número 9. Vaya, parece que esto se mueve, creíamos los ilusos, después de esperar veinte años. Pues no, ha sido un espejismo. Fíjense: parecía que podríamos acudir a los fondos Next Generation para poder financiar una buena parte del proyecto y ahora nos enteramos de que no llegamos a tiempo para optar a esta importante fuente de financiación. Y ¿saben ustedes queridos lectores por qué? Porque no han terminado a tiempo la realización del informe medioambiental que lleva en revisión un año en el ordenador de algún funcionario responsable. ¿Por qué no lo han elaborado antes? ¿No sabían que hacía falta ese documento, sí o sí? Este retraso hace inviable emprender la obra del desglosado 3 (aunque es el segundo que se pondría en marcha) porque no se pueden respetar los plazos establecidos por la Unión Europea, que es quien da el dinero y conoce la lentitud de los sistemas que utilizan las administraciones españolas.

Lo más inquietante, por no decir intolerable, es la actitud de los responsables de estos asuntos en el gobierno central que cancelaron la reunión que iban a tener los técnicos de la Junta de Andalucía con el consejero Ramón Fernández Pacheco al frente, para abordar varios temas pendientes, entre ellos el espinoso de las conducciones de Rules. «Miren ustedes, tenemos la agenda muy cargada y nos vemos obligados a cancelar la reunión, perdonen las molestias. No les podemos atender, lo sentimos». Y se tuvieron que volver a Sevilla, tal cual. Ante esta situación no cabe más que protestar y pedir cuentas.