Hace falta una estrategia
Granada también padece la masificación del turismo en lugares delicados como los barrios históricos
María Dolores Fernández-Fígares
Miércoles, 19 de junio 2024, 00:17
Es inevitable para esta columnista volver a sacar a relucir el problema de la masificación del turismo en lugares delicados como los barrios históricos, debido ... al auge incontrolado de los llamados pisos y locales, que se transforman, tras la búsqueda del mayor beneficio. IDEAL nos ha ofrecido sobre el tema en cuestión dos páginas intensas que apoyan las movilizaciones que se están formando en el Albaicín y el Realejo, los más castigados por los excesos de este fenómeno. No figura el Centro de la capital, no menos condicionado por el asalto masivo de los turistas, aunque sus vecinos aún no han formado una plataforma que llame la atención de quienes corresponda. Digamos que ese es otro asunto, pues el Centro de Granada, el corazón de la capital, padece sus propias enfermedades específicas desde hace años y también está acusando los efectos de estas nuevas 'tendencias' masificadoras y la huida de sus habitantes.
Está bastante mal visto que pidamos una regulación para un nuevo 'sector' que sigue siendo la mayor fuente de riqueza en nuestro país, pero algo hay que hacer para evitar que acabemos lamentando los efectos que están empezando a asomarse, y el que avisa no es traidor. Digamos que hacen falta medidas, bien diseñadas, una estrategia común por parte de las ciudades más afectadas por este fenómeno.
Por ahora, lo que estamos viendo es que las que abordaron ya el problema, algunas hace por lo menos diez años, lo que han elaborado son medidas coercitivas, orientadas a disminuir la presión y sus repercusiones en determinados barrios y punitivas, como las multas para quienes no cumplen los requisitos que están desarrollando los ayuntamientos de las ciudades turísticas, a veces deprisa y corriendo, para contentar a los vecinos que están padeciendo las consecuencias de no habérselas tomado en serio las autoridades.
A pesar de recientes promesas a cargo de nuestros munícipes, podemos decir que Granada se encuentra en un lugar bastante atrasado en el ranking de las reacciones que se están produciendo en otras ciudades y comunidades autónomas, intentando menguar los efectos negativos.
Vuelvo a leer las protestas de los vecinos del Albaicín y el Realejo y aparecen cuestiones que no se solucionarían simplemente con poner freno y establecer una serie de requisitos de obligado cumplimiento a los alojamientos turísticos que tanto encarecen los alquileres y demás. Son otro tipo de problemas, aún más difíciles de gestionar que una normativa general: los comportamientos de los visitantes, a veces abusivos, las pérdidas de los negocios de toda la vida, la huida de tantos vecinos, hartos de aguantar que el barrio se vaya convirtiendo en una especie de parque temático, sin vida, sin alma. Sería muy triste que perdiéramos esas joyas que han llegado hasta nosotros, con el único argumento de las ganancias que ofrece su destrucción. Es para pensárselo.
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