Refugios climáticos

Se calcula que en las próximas dos décadas la temperatura media de la península ibérica aumentará dos grados y puede superar los cuatro para el final del siglo. También se prevé que aumente la intensidad de las olas de calor y su extensión espacial. Otro dato inquietante es el de las 1474 personas fallecidas en lo que llevamos de verano, por no haber podido soportar el calor intenso y sostenido, pues cuando las temperaturas superan los 38,5 grados, se produce un aumento significativo en la mortalidad, con un incremento del 20% en comparación con días más frescos. Además, las altas temperaturas tienen efectos perjudiciales sobre la salud, especialmente en personas con enfermedades crónicas, cardiovasculares y respiratorias.

Ante estas situaciones extremas, en algunas ciudades han optado por los llamados 'refugios climáticos', que son lugares habilitados para ofrecer sombra, frescura y descanso en las horas más críticas del día para proteger a los más vulnerables, ancianos, niños, o personas sin recursos.

Según la Oficina de Atención a las Personas sin Hogar del Ayuntamiento granadino, se ha puesto en conocimiento de las diferentes entidades con subvenciones municipales y que atienden a las personas sin hogar que, desde el día 16 de julio, está operativo el nuevo refugio climático en un «centro de baja exigencia», situado en el barrio del Realejo, concretamente en la calle Varela, en el centro de la ciudad. Esta era una solicitud por parte de la Asociación la Calle Mata, el movimiento social que lucha por los sin techo de Granada.

Las condiciones que requiere uno de estos refugios climáticos, en primer lugar, es que deben ser accesibles, es decir, permitir el acceso a personas con movilidad reducida o con discapacidad. También es fundamental que se encuentren dentro de los barrios, evitando los desplazamientos largos bajo altas temperaturas. La temperatura interior debe mantenerse en torno a los 27 grados y contar con agua potable gratuita, zonas para sentarse y, si es posible, actividades para menores. Además, deberían estar disponibles todos los días y durante las horas más cálidas. Saber dónde se encuentran estos espacios de protección frente al calor puede ayudar a reducir el riesgo de golpes de calor. Muchos ayuntamientos han comenzado a señalizarlos y algunos incluyen su ubicación en mapas digitales. Resultan especialmente útiles para quienes no disponen de aire acondicionado en casa o viven en condiciones precarias. En definitiva, su existencia no solo aporta alivio físico, sino también tranquilidad. Una población informada y preparada sufre menos ante situaciones extremas como las que ya estamos viviendo.