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Somos los mejores

El Gobierno ha decidido que el hecho diferencial español es cómo reaccionamos a las desgracias

Manuel Pedreira Romero

Sábado, 10 de mayo 2025, 00:28

El espíritu santo eligió el jueves al nuevo papa y el mismísimo Dios ha puesto a España al borde de un precipicio para demostrar lo ... buenos que somos. Mejor dicho, que no hay nadie como nosotros. En Alemania, de haberse producido un apagón de doce horas, hordas de neonazis habrían tomado el Bundestag y la población judía habría sido encerrada en guetos como paso previo para su envío a los campos de exterminio. Por las 'strasses' habría bajado la sangre de cientos de electricistas inocentes y una ira sorda e irracional se habría llevado por delante las centrales nucleares. Si llega a suceder una riada como la de Valencia, pongamos en Francia, el personal le habría dado la espalda a las víctimas y nadie hubiese movido un dedo para limpiar el barro, retirar mierda, mover coches o sacar agua de los garajes. En los cabarets de París se habrían ensayado bailes ridiculizando el desastre y el Louvre habría elevado el precio de las entradas con fines benéficos… pero para comprar otro Vermeer. En el caso de que los robos de cobre en las líneas de alta velocidad se hubiesen registrado en los trenes de Suecia, decenas de maquinistas habrían sido pasados a cuchillo por los vikingos y nadie de las poblaciones vecinas se habría acercado con agua y viandas para atender a los viajeros atrapados. Si acaso, los habrían saqueado antes de meterle fuego a los vagones. Y así sucesivamente en el caso de haber acontecido la erupción de un volcán, una nevada histórica o una pandemia asesina en cualquier otro país que no fuese España, la patria de la buena gente.

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