A mí me daría fatiga

La encargada de explicar esta propuesta fue Yolanda Díaz, que recordó al Rajoy más salvaje en su rajoyismo vernáculo porque a la vicepresidenta no la entendió nadie. Se lió con las horas, los trenes y los aviones y por un momento recordó al gag de las empanadillas (lectores jóvenes, buscad en Google). Y hubo otro factor que complicó el entendimiento de la medida. La capacidad de comprensión entre los interesados por el acuerdo entre PSOE y Sumar se vio seriamente mermada por un zumbido constante que venía de antes de la presentación (sin preguntas) del acuerdo y que aún no se ha desvanecido. Se llama amnistía. Todo el personal pensando en Puigdemont y ninguna de las doscientas y pico propuestas del futuro gobierno se refirió a la situación de Cataluña, que al final será lo única que importe. No solo ninguno de los dos partidos que sostienen al gobierno hablaron de la amnistía durante la campaña electoral sino que ahora, cuando todas las posibilidades de repetir en el consejo de ministros pasan por atender a las peticiones del fugado, dicen una sola palabra sobre el asunto. Iba a definir la cosa como desfachatez pero me sale más una expresión granaína: «A mí me daría fatiga». Se ve que a querido Pedro y a querida Yolanda no.

Pero volvamos a los aviones. Me consta que hay gente hiperventilando ante la perspectiva de tardar dos horas y media en tren para recorrer un trayecto que ahora les lleva una hora en avión. Y si por azar me leen les diré que se calmen. Que también estos dos queridos anunciaron que derogarían la ley mordaza y la prisión permanente revisable, que acabarían con las devoluciones en caliente de inmigrantes, que la educación de 0 a 3 años sería universal y gratuita, que construirían 20.000 viviendas públicas… en fin.