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Cervezas calientes

Más de quinientos años después, maldita sea, Granada vuelve a ser el punto de partida de algo gordo, muy gordo, gordísimo

Manuel Pedreira Romero

Sábado, 24 de mayo 2025, 00:20

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Ni las velinas de Ábalos, ni el turbio compadreo de un dirigente socialista con un narco, ni las antiestéticas andanzas de Begoña en Moncloa, ni ... los crímenes del genocida Netanyahu, ni la renovación de Lamine, ni la retirada de Modric, ni los náufragos de Barajas, ni siquiera la intrahistoria (infrahistoria) de los votos de Eurovisión pueden emparejarse con el interés informativo que por estas tierras mantenemos acerca del apagón del 28 de abril. Y no nos anima el morbo, ni el rencor ni aún menos el rigor. Aquí seguimos atrancados con esa historia porque una ministra nos señaló con el dedo y de chaveas nuestros padres nos dijeron que eso era de mala educación. La ministra nos ha señalado y aunque muchos se han quedado mirando el dedo, a otros nos puede el ansia de saber dónde se originó el desastre, quién pisó el cable, en qué lugar nació el caos de aquella jornada de transistores, pilas y cervezas calentorras.

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