Evolución
Nuestro país se sitúa en un lugar estratégico para la migración por variadas razones tanto geofísicas como culturales
Manuel Molina
Sábado, 19 de julio 2025, 23:13
Cuando paso cerca de Burgos me gusta visitar el Museo de la Evolución Humana, uno de los mejores del país. Aparte de disfrutar la obra ... mural del amigo Faustino Castillo, se adentra el visitante durante su recorrido en la parte que el ser humano ha habitado la tierra, relativamente poco para su línea temporal. Poco a poco dos ideas se van quedando en la mente después de pasear por su recorrido didáctico, por una parte que somos algo microscópico y el diminuto muy frágil, y por otra que no somos resultado de una mezcla que provino de África y de Asia, como mezcla de necesidad y azar. Entre el viaje en el 'Beagle' de Darwin, los guisantes genéticos de Mendel y las relaciones neuronales de Ramón y Cajal, se forma la idea de que en la mescolanza y la necesidad se ha producido la mejora de forma irreversible.
Nuestro país se sitúa en un lugar estratégico para la migración por variadas razones tanto geofísicas como culturales y recibimos personas que debido a necesidades se desplazan incluso arriesgando su propia vida. No es fácil llegar y establecerse. Quien lo probó lo sabe. Una vez en el lugar de destino se sufren adversidades como el idioma, las costumbres o el desempeño de los trabajos de quienes ya estaban y no quieren realizar porque disponen de mecanismos propios o facilitados por el estado para evitarlos. El campo, la construcción, la hostelería o el cuidado de personas mayores suponen la oferta para el desempeño de los llegados. Trabajan, cuidan, consumen; en definitiva aportan.
Entre quienes llegan, al igual que entre quienes ya están, hay de todo, bueno, regular y malo, y no se puede marcar con un genérico a cada persona, no lo olvidemos: personas. El hecho de promover la procedencia como origen de los males acuciantes ha procurado en quienes llegan a la política no para construir, sino para intentar que el odio y un supuesto caos les procure poco a poco ir ganando adeptos en la simple creencia. Lo van logrando y así prenden mechas peligrosas poniendo en marcha el mecanismo cerebral de quien no razona bien, de quien es incapaz de analizar unos hechos de forma crítica o culpa a los demás de su frustración. Evidentemente lo contrario resulta más difícil, porque lo sencillo es involucionar, no atreverse a seguir evolucionando y la historia y la ciencia nos demuestra que quienes no estén dispuestos a ir hacia delante, se quedan atrás, por mucha violencia que intenten poner en el camino.Dice Ernst Mayr, citado por Juan Luis Arsuaga, que los humanos nos caracterizamos por la cultura, la migración, la exogamia y la guerra. Algunos entienden que debemos comenzar por el final sin entender todo lo anterior, involución, al fin y al cabo. Sorprende tal actitud en quien vivió de primera mano lo de tener que desplazarse y ser extraño, diferente, en otra cultura. Le moleste, parece ser, que alguien intente lo mismo, con la misma necesidad y huida de la miseria.
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