Manual para no debatir de manera constructiva
Elena Sevillano
Periodista
Martes, 14 de octubre 2025, 23:02
El artículo 65 del código de circulación establece la prioridad de un peatón sobre un vehículo en un paso de cebra. El vehículo siempre ha ... de detenerse, sin importar que el peatón esté esperando o ya cruzando. No debe pasar, incluso si piensa que no molesta.
Esta es la norma, negro sobre blanco.
Ahora vayamos a lo que ocurrió hace unas semanas: iba andando con mi madre por un paso de cebra cuando un patinete cruzó por delante nuestra. No nos obstruyó el paso ni nos hizo detenernos ni en ningún momento supuso un peligro para nuestra integridad, pero aún así le dije que aquello era un paso de cebra, y que tenía que parar.
Conducía un señor de cierta edad, no era un adolescente. Se volvió, y lo que viene a continuación es un ejemplo de libro de todo lo que podemos hacer para no debatir de una manera constructiva:
No te defiendas ni te disculpes: ataca
El señor se volvió, como ya digo, echando humo por las orejas. No se le ocurrió disculparse, y sí afearme que le hubiera llamado la atención. Dijo que nos había visto (pues me quedo mucho más tranquila, oye), y que había pasado con margen de sobra.
Chilla todo lo que puedas
El señor, viendo que lo rebatía, elevaba la voz cada vez más. Cuando ya estaba chillando, le dije que era muy fácil tener la razón a golpe de decibelios y de no dejar hablar a la otra parte. Con un gracioso gesto de la mano, me concedió la palabra. Le comenté, todo lo tranquilamente que supe, que en un paso de cebra había que parar, sí o sí, y que esa valoración suya del «margen de sobra» no le iba a valer delante de la policía.
Miente (así evitarás tener que documentarte, y nadie podrá rebatirte).
Fue mentarle a la policía y que le saltara por los aires ese autocontrol precario que había logrado. Negó que ningún artículo del código de circulación indicara lo que le estaba diciendo. Y que a ver qué me había creído yo para enmendarle la plana a él, que tenía carné de conducir. Lo del carné la verdad es que me hizo gracia, me pareció la versión vial del «qué me vas a acusar de machista a mí, que tengo madre y hermanas».
Echa balones fuera
En un momento dado de la ¿conversación? el señor me indicó que si no había visto otro patinete a contramano, circulando casi a la vez que él, y que por qué no le decía nada a ese otro conductor… Ejem, ¿puede ser que porque ha sido usted y no el otro el que ha pasado cuando yo estaba cruzando?
Insulta a saco
El tipo se fue encendiendo más y más –en realidad lo suyo era casi una combustión espontánea, porque a mí no es que me dejara hablar mucho– y terminó insultándome, llamándome ignorante, y girando verbalmente sobre la frase «Lo tuyo es falta de conocimiento, lo tuyo es falta de conocimiento», como un perro persiguiendo su propio rabo.
Hablar (más bien gritar) con las tripas
Si, llegados a este punto, alguien piensa que salí victoriosa de aquel rifirrafe, entonces es que en la redacción me ha podido el ego. Lo cierto es que me noqueó en apenas cinco minutos. Después de gritarme, mentirme e insultarme, agarró su patinete y siguió su camino farfullando. Su discurso no fue racional. Habló (más bien gritó) con las tripas. Quizás hubiera tenido un mal día.
Lo que cuento no deja de ser una anécdota sin consecuencias. Pero estas estrategias de quienes, en realidad, no quiere intercambiar opiniones para llegar a acuerdos las vemos todos los días, en los debates televisivos, en las redes sociales. Es imposible dialogar así.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión